- «Maestro, hay un asunto que me atormenta» -dijo el discípulo. - «¿De qué asunto se trata?» -preguntó el maestro. - «A veces envidio a los que reciben un obsequio a diario» -respondió el discípulo. - «Deja de preocuparte por las pequeñas cosas» -contestó el maestro. - «Aquel que se acomoda a recibir un obsequio a diario, sufrirá más que tú cuando deje de recibirlo un solo día, porque has de saber que el que nada tiene, nada pierde. Y yo te pregunto: ¿qué prefieres, uno o dos regalos?» - «Dos siempre mejor que uno, ¿no?» -dijo el discípulo. - «Siendo así, no esperes nunca nada. Porque el regalo que no se espera, siempre vale por dos» -respondió el maestro. (Autor desconocido)
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Manuel RodríguezEterno aprendiz... Archivos
Enero 2021
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