Para comprender y profundizar en el significado de mindfulness me gusta remitir a su ideograma en chino: niàn 念. Dependiendo del contexto, esta palabra se puede traducir como 'atención consciente/plena', 'recordar', 'contemplar' o incluso 'sentir compasión'.
El ideograma niàn 念 está formado por: - jīn 今, que se traduce como 'ahora', es decir, prestar atención, habitar en el momento presente. En la parte superior se aprecia también rén 人, que se refiere al ser humano. - xīn 心, que significa al mismo tiempo mente y corazón. Por tanto, cuando hablamos de niàn 念 (o mindfulness) nos referimos: - a una cualidad que poseemos todos los seres sintientes y que se manifiesta desde la mente y desde el corazón, desde lo intelectual, lo emocional y lo corporal. - a las prácticas orientadas a desarrollar esta cualidad. Lo que nos aclara la traducción en chino es que para prestar atención y concentrarnos en el mundo que nos rodea necesitamos de todos los sentidos (incluyendo la mente, que en el daoísmo y el budismo, se la considera el sexto sentido). De ahí que algunos/as maestros/as de meditación, en vez del término mindfulness, prefieran utilizar directamente sati (en pali) o niàn 念 para referirse a esta cualidad. O como escuché hace tiempo a un maestro, que bromeaba utilizando la expresión heartmindthisnowness. Existe bastante evidencia científica sobre la falta de atención como una de las mayores causas de estrés y ansiedad. Por ello son muy recomendables las prácticas orientadas al entrenamiento, cultivo y desarrollo de la atención consciente (externa e interna), como la meditación, el taichi o el qigong, que pueden ayudarnos a reducir el estrés y mejorar el bienestar y la calidad de vida.
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![]() Hace unos días estuve con mi hija en Bioparc y sucedió algo curioso: mientras la gente se apelotonaba para fotografiar/grabar al pobre gorila, mi hija me decía «papá, está triste... Pobrecito...». La encargada pedía a la gente que no se acercara y, sobre todo, que no saludara. Acto seguido, una mujer quiso llevar la contraria y saludó con la mano, provocando que el gorila se levantara, se acercara al cristal y alzara los brazos. La gente reía y hacía más fotos/vídeos, pero mi hija me abrazó: «papá, está enfadado...». La encargada lo confirmó: «repito, no saluden, él considera que con ese gesto le están amenazando». Esta situación, que podría considerarse anecdótica (y seguro tiene algo de proyección paterna), me hizo reflexionar. ¡Qué conectados están lxs más pequeñxs con el Misterio, lo que los taoístas llaman Tao! El taoísmo invita a liberarse de creencias, percepciones, patrones adquiridos, construcciones morales, etc., que impiden vivir en armonía con la naturaleza. Para ello, hablan de Dé, traducido como virtud, aunque Alan Watts prefería llamarlo habilidad para vivir. Esta virtud taoísta es la sabiduría innata, el conocimiento de las leyes de la naturaleza, un estado de conciencia enfocado y equilibrado que, en realidad, ya teníamos cuando éramos bebés, pero que fuimos perdiendo con el paso del tiempo. Las principales virtudes taoístas son la espontaneidad, la no acción (wúwéi), la compasión, la simplicidad, la humildad y el humor. Una de las prácticas taoístas más conocidas para desaprender y retornar a estas habilidades innatas, espontáneas y naturales es zuòwàng (sentarse y olvidar), con un gran componente deconstructivo. En ella la persona que medita se sienta sin expectativa alguna, sin visualizar ni focalizar su atención en un objeto concreto, ni intentar forzar estado alguno. Simplemente se trata habitar en la vacuidad sin aferrarse a nada. Recuerdo esa historia en la que una niña de 3 años se acercaba a su hermanito, recién nacido, y le susurraba: «cuéntame cómo es Dios, yo ya me estoy olvidando...». |
Manuel RodríguezEterno aprendiz... Archivos
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