El pasado jueves 23 de Octubre impartí una charla de introducción al Taichi y el Chikung en un aula del Colegio Oficial de Enfermería de Valencia, dirigida sobre todo a la Asociación de Jubilados de Enfermería que depende de dicho colegio profesional. La hora y media que duró cada conferencia la dediqué, en resumen, a responder a las siguientes cuestiones:
Todos los instructores sabemos de la importancia de entender ciertos conceptos para poder llevar a cabo la práctica del Taichi y que, cuando dedicamos un tiempo de la clase a explicarlos, algunos de nuestros alumnos comienzan a inquietarse, ponerse nerviosos, desconectan y alguno incluso puede llegar a echarte en cara que estés "perdiendo" esos minutos; la famosa expresión «come y calla» se convierte, en este contexto, en un «muévete y calla». Por tanto, esta conferencia fue una excelente oportunidad de poder explicar determinados conceptos, de forma clara y concisa, que ayuden a profundizar en este arte.
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Como todos sabemos, con el progreso de las civilizaciones y el rápido desarrollo de las modernas técnicas científicas la vida se hace cada vez más cómoda y próspera, lo que se ve reflejado en la extraordinaria abundancia de la vida material: medios de transporte rápidos, mecanización de las fábricas y automatización de las condiciones del trabajo. Por otro lado, los seres humanos también se enfrentan cada vez más a las angustias y ansiedades causadas por el rápido ritmo de vida laboral y cotidiana, intensas competencias y la expansión de las necesidades materiales; además con el actual estilo de vida sedentaria, la dieta rica en grasas y calorías, la costumbre de hacer deporte sin un seguimiento especializado y la grave contaminación del medio ambiente han aumentado bruscamente el número de enfermedades de la civilización moderna. Cada día hay más gente que sufre de hipertensión, hiperlipidemia, enfermedades coronarias, diabetes, gota, insomnio, psicosis, etc., dolencias que han afectado perniciosamente a la salud y a la calidad de vida de los seres humanos y que también han provocado enormes pérdidas económicas a las naciones. Al mismo tiempo, sea en Oriente o en Occidente, a medida que se prolonga la esperanza de vida, la conciencia sobre la buena salud está creciendo. Además, el alto grado de interés y la preocupación por estar sanos han promovido la profundización sobre los conocimientos sanitarios, los pensamientos y multifacéticas exploraciones de las soluciones y los métodos para resolver el problema de la sanidad. Considerando la gran influencia de los deportes sobre la sanidad fisiológica y psicológica y la capacidad de adaptación social, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 1992 la Declaración de Victoria en la Conferencia Internacional sobre la Sanidad Cardíaca en Victoria (Canadá) y planteó el famoso concepto de “las cuatro piedras angulares” que promueven la sanidad humana, es decir “una dieta equilibrada, unos ejercicios físicos adecuados, dejar de fumar y beber poco, y mantener un equilibrio psicológico”. En ese encuentro los expertos señalaron que para prevenir todo tipo de enfermedades las personas debían llevar un estilo de vida saludable, por ello realizar ejercicios físicos adecuados forma una parte muy importante a la hora de mantenerse saludable, lo cual confirma la necesidad de realizar algún deporte. Los expertos en teorías deportivas de todo el mundo reconocen que el desarrollo de cualquier deporte no puede desligarse ni de la filosofía ni de la medicina. Los deportes en Oriente y en Occidente, debido a las desigualdades de los conceptos filosóficos y médicos, cuentan con características bien diferenciadas que van desde la teoría hasta la práctica. Debido a la influencia de la ideología sobre la separación física y psicológica de René Descartes y de otras teorías filosóficas de Charles Darwin que pregona que la especie que ha supervivido no es necesariamente la más fuerte sino la que ha sabido adaptarse mejor al entorno de científicos de la naturaleza, el deporte moderno occidental ha adquirido la idea del “más rápido, más alto y más fuerte”, lo cual se refleja en la preconización de la competencia y de los desafíos extremos. Al mismo tiempo, bajo la orientación de la medicina moderna, se ha formado un independiente método de entrenamiento cuyo objetivo principal trata de desarrollar cualidades físicas (velocidad, fuerza, resistencia, agilidad y flexibilidad) y psicológicas. Debido a la influencia de los pensamientos filosóficos del taoísmo, confucianismo y de la Medicina China, los deportes clásicos chinos como el tàijíquán[1] y el qìgōng[2] han desarrollado sus propias características. Dichos deportes gozan cada vez de un mayor número de seguidores debido a su seguridad física y a que pueden ser practicados sin riesgos por todo tipo de personas independientemente de su edad. Durante los más de cinco mil años de historia del desarrollo de las teorías sobre la armonía entre el hombre y la naturaleza y la unión física y mental del taoísmo, el taijiquan y el qigong enfatizan en la integración de los movimientos físicos, la correcta respiración y la orientación ideológica. Por lo tanto, ambas disciplinas deportivas poseen algunos puntos comunes como son movimientos suaves, lentos, ágiles y ligeros. Ambas prestan más atención al fortalecimiento de los órganos, de los canales energéticos principales y colaterales[3] y a la energía vital a través de los movimientos físicos, la respiración abdominal y la filosofía, a fin de lograr el efecto de la longevidad.
Pero esto no quiere decir que una vez se practica taijiquan o qigong se obtiene un resultado inmediato. Aunque los médicos ya se ha planteado la receta deportiva, es decir, para diferentes grupos de personas y diferentes síntomas se les receta diferentes tipos de deportes, cualquier actividad física necesita experimentar un proceso desde la acumulación cuantitativa hasta el salto cualitativo final. Por eso es imposible conseguir un resultado inmediato, además se necesita de un seguimiento continuo, una práctica constante y una adaptación gradual a las maneras técnicas de los movimientos, aspiraciones y conciencias. En estos aspectos, el taijiquan y el qigong presentan diferencias notables en comparación con otros deportes modernos. Estas se reflejan principalmente en tres aspectos. En primer lugar, se trata de las técnicas deportivas. La mayoría de los deportes modernos realizan movimientos rápidos por medio de la contracción de los músculos centrípetos, mientras que en el taijiquan y el qigong se practican más los movimientos centrífugos y estáticos de una manera suave y lenta. Lo cual no solo permite fortalecer la estimulación de las articulaciones, los ligamentos y los músculos, y aumentar la intensidad de los huesos, sino que también evita al máximo las lesiones causadas en los deportes modernos. Por último, el taijiquan y el qigong son deportes con movimientos menos fuertes, por lo tanto son adecuados para todas las edades. En segundo lugar, se trata del método de dominación de la respiración. Los deportes modernos por sus intensos y rápidos movimientos emplean la respiración torácica y se ajusta el ritmo y la frecuencia de la inspiración de acuerdo con los cambios de movimiento. Este método de respiración menos profunda presenta una frecuencia alta. Además, provoca la acumulación de ácido láctico y la generación de oxígeno reactivo. Por eso, después de hacer ejercicio es especialmente necesario realizar estiramientos que eliminen el ácido láctico y así evitar la acumulación de radicales libres en el cuerpo. En consecuencia los ancianos deben actuar según su capacidad a la hora de realizar deportes intensos. Por el contrario, para practicar taijiquan y qigong se emplea la respiración abdominal, que es una respiración fina, estable, lenta y duradera, con lo que se permite la plena expansión y contracción de los capilares en el tórax y en la cavidad abdominal, estimulando la capacidad de la circulación de la sangre y del oxígeno en el tórax y la absorción de metabolitos. Así se reduce la carga cardíaca. En tercer lugar, se trata del aspecto de la conciencia. La mayoría de los deportes modernos presentan movimientos automatizados, por lo que se realizan de forma inconsciente. Por su parte, el taijiquan y el qigong son todo lo contrario, pues prestan más atención a la orientación de la conciencia hacia los movimientos. Además gracias a su suavidad y lentitud, ofrecen la posibilidad de ser conscientes en cada momento de los movimientos realizados. Los movimientos “grulla blanca desplegando las alas”, “mono encogido”, “serpiente peristálticas”, “gallo dorado sobre una pata”, etc. emplean en todo momento la consciencia para su perfecta realización. La práctica de esta disciplina hace que uno se sumerja en un estado físico y psicológico natural gracias a una relajación mental y al placer físico y psicológico, que les hace situarse entre el cielo y la tierra. Después de practicarlos uno se siente ligero y sus pasos se hacen más alegres y relajados. La ciencia moderna confirma este fenómeno y su valor sanador. Así, según un estudio, cuando el cuerpo humano está relajado su cerebro segrega una gran cantidad de ß-endorfinas, neurotransmisores opioides producidos en el sistema nervioso central. Este tipo de hormona no solo tiene el efecto de dar placer sino que también puede mejorar el sistema inmunológico, prevenir el envejecimiento, mantener la salud y prolongar la longevidad. Del mismo modo, actividades como la pintura china, la caligrafía, tocar el piano y jugar al ajedrez también cuentan con el mismo efecto placentero. Además, estos ejercicios también pueden promover la relación entre el sistema nervioso y el sistema motriz, fortalecer el dominio del nervio central a las terminaciones nerviosas y prolongar el proceso de envejecimiento del cuerpo humano. En los últimos años, a medida que crece el interés por la cultura y la lengua chinas, un gran número de occidentales eligen el taijiquan y el qigong como deportes saludables. A los europeos en general y a los españoles en particular les gusta mucho realizar todo tipo de actividades deportivas, gracias a ello disfrutan de los beneficios, de las alegrías y las pasiones que los deportes suscitan. El intercambio deportivo entre China y España no solo se limita a deportes específicos como el fútbol, el baloncesto o el tenis, sino que también se coopera en aspectos como la filosofía y el espíritu deportivos. Desde 2003, Wang Xiaojun, escritor de este artículo, acude a Valencia (España) cada año a impartir conferencias y cursos de taijiquan, qigong y artes marciales, además de dar algunos consejos sobre cómo mantener la salud. Su sabiduría le ha llevado a dar clases también en Alemania, Italia, Rusia y Japón entre otros países. Esto demuestra que el taijiquan y el qigong, como representantesde las artes marciales, han despertado mucho interés en la sociedad y en el pueblo occidental. 1. El tàijíquán (太极拳) es un tipo de boxeo chino tradicional inspirado en el diagrama de la Polaridad Suprema que se caracteriza por su lentitud y movimientos suaves y ligeros. 2. El qìgōng (气功) es un sistema especial de ejercicios gimnásticos de concentración mental y control respiratorio cuyo objetivo es fomentar la calidad de la energía de la persona y fortalecer la salud 3. En medicina china los canales colaterales están considerados como una red de pasajes por donde circula la energía vital y en donde se distribuyen los puntos de acupuntura. [El artículo "Taijiquan, qigong y la vida sana de los ciudadanos contemporáneos" del Dr. Wang fue publicado en la Revista Instituto Confucio nº14] 1. Lo natural no es la barbarie ni dejarse llevar por los instintos más primarios y por la violencia más gratuita. Lo natural es el respeto y la delicadeza, aunque la ley de la selva todavía anide en nosotros. Disfrutar o vanagloriarse por dejarse llevar por la naturaleza "primaria" del individuo solo expresa la incapacidad para progresar y no el éxito del trabajo interior con uno mismo.
2. Nadie está en la verdad pero todos -aunque a veces nos asuste y a veces nos cueste- caminamos hacia ella. 3. Si no te quieren -con o sin motivo- sigue tu camino porque, hagas lo que hagas, no conseguirás que te quieran. Si te quieren, no te quedes mucho tiempo porque es muy fácil acomodarse y dejarse estar, olvidando el motivo vital que nos guía. Así que continúa pronto tu camino. 4. Experiencia y secreto son contradictorios y contrarios. Una experiencia que no se transmite es una experiencia inútil que no beneficia a nadie. 5. La religiosidad y la religión no son necesarias, ni siquiera obligatorias para ser taoísta. Creer, sin embargo, es la base de cualquier camino que se emprende. Seguir es el alimento del creer. Y finalmente todo deviene en fe. Y como todo el mundo sabe: la fe mueve montañas. 6. Sentir y pensar son, desde el punto de vista de la conciencia, antónimos. Si pensamos, no sentimos; si sentimos, no pensamos. Sin embargo, son dos potencialidades que habitan en nosotros. Disfrutarlas nos ayuda a madurar. Denostarlas nos hace minusválidos. 7. El silencio y la conciencia van de la mano, se ayudan y potencian entre ellos. La conciencia se amplía y fortalece en el silencio; el silencio encuentra firme apoyo cuando la conciencia está activa y centrada. Buscar el silencio sin huir de la realidad y concienciar cualquier momento, sean cuales sean las circunstancias, es ir avanzando en el camino. 8. El Taichi, la meditación, la respiración, el Chikung, etc... son técnicas y prácticas que ayudan a despertar la conciencia, a mantener la atención, a disciplinar la voluntad y a desperezar el cuerpo. Por sí mismas no son más que técnicas, sin embargo con su ayuda podemos potenciar nuestro caminar y hacerlo más seguro, más firme, más enérgico y más tranquilo. 9. Más de una vez, en nuestro cotidiano caminar, nos encontramos abrumados o sembrados de dudas o simplemente decepcionados con nuestra forma de actuar o con la de los demás. Sentarse a lamerse las heridas es habitual. Sentir autolástima también lo es. Pero lo que más despeja el camino es seguir, seguir y dejarse guiar por el corazón, por la intuición, por la VIDA que siempre nos cuida y alienta. Vivir es seguir y seguir es avanzar pase lo que pase. El corazón nunca pierde el camino verdadero. La razón y la tristeza suelen enturbiarlo hasta confundirlo. 10. La humildad y la generosidad son los dos bienes más preciados del caminante. Gracias a la humildad se puede cumplir el texto del Tao Te King que dice: "El buen caminante no deja huella". La humildad es la levedad que permite que caminemos borrando las huellas de nuestro paso y dejando un suave regusto del encuentro. La generosidad nos permite desprendernos de todo cuanto llevamos y también nos permite nutrir los corazones de aquellos con quienes nos encontramos en el camino. La generosidad no es obsequiosidad, sino simple desprendimiento y humanidad. Humildad y generosidad son nuestras mejores zapatillas: se hacen más y más cómodas a medida que se usan más. [Extraído del blog 20 lecciones de taoísmo (y toda una vida para practicarlas) de Andrés Guerrero] |
Manuel RodríguezEterno aprendiz... Archivos
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