Cada vez más instituciones públicas y privadas investigan los beneficios de las prácticas taoístas desde una visión científico-occidental, principalmente las relacionadas con el movimiento consciente. Entre otras, destaca la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, siendo uno de sus máximos exponentes el Dr. Peter Wayne, médico, docente e investigador, además de profesor de taichi y qigong (o chikung) desde hace más de 30 años. Su investigación se centra, principalmente, en la interacción mente-cuerpo a través de los mecanismos fisiológicos y psicológicos de algunas técnicas complementarias, como la acupuntura, y diferentes prácticas psicocorporales.
Basándose en sus años de investigación y docencia, ha desarrollado una propuesta de mecanismos de acción de estas prácticas taoístas en movimiento, a los que denomina “los ocho ingredientes activos del taichi y el qigong". Realiza así cierto símil con los fármacos, formados por diferentes ingredientes activos, cada uno de los cuales tiene cierta acción sobre el organismo y cuya combinación supone un verdadero efecto terapéutico para el paciente. A pesar de que cada ingrediente o principio tiene una acción por sí mismo, todos se entrelazan, interactúan e influyen entre sí de forma continua. Los ocho ingredientes propuestos son: • Conciencia, mindfulness y atención focalizada. • Intención, creencias y expectativas. • Integración estructural dinámica. • Relajación activa de mente y cuerpo. • Ejercicio aeróbico, fortalecimiento musculoesquelético y flexibilidad. • Respiración natural y más libre. • Interacción social y comunidad. • Espiritualidad encarnada, filosofía y ritual. Estos “ocho ingredientes activos” suponen un marco teórico-práctico perfectamente desarrollado, a partir del cual continuar investigando con el fin de comprender cómo actúan el taichi y el qigong y cuáles son sus beneficios sobre la salud física y mental de las personas. Manuel Rodríguez Salvador. Texto adaptado de mi tesina: "Quietud y movimiento: una revisión teórica sobre mindfulness, qigong y técnicas contemplativas daoístas" (2022). Todos los derechos reservados.
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No digas que partiré mañana
porque todavía estoy llegando. Mira profundamente: llego a cada instante para ser el brote de una rama de primavera, para ser un pequeño pájaro de alas aún frágiles que aprende a cantar en su nuevo nido, para ser oruga en el corazón de una flor, para ser una piedra preciosa escondida en una roca. Todavía estoy llegando para reír y llorar, para temer y esperar, pues el ritmo de mi corazón es el nacimiento y la muerte de todo lo que vive. Soy el efímero insecto en metamorfosis sobre la superficie del río, y soy el pájaro que cuando llega la primavera llega a tiempo para devorar este insecto. Soy una rana que nada feliz en el agua clara de un estanque, y soy la culebra que se acerca sigilosa para alimentarse de la rana. Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos, con piernas delgadas como cañas de bambú, y soy el comerciante de armas que vende armas mortales a Uganda. Soy la niña de 12 años refugiada en un pequeño bote, que se arroja al mar tras haber sido violada por un pirata, y soy el pirata cuyo corazón es incapaz de amar. Soy el miembro del Politburó con todo el poder en mis manos, y soy el hombre que ha de pagar su deuda de sangre a mi pueblo, muriendo lentamente en un campo de concentración. Mi alegría es como la primavera, tan cálida que abre las flores de toda la Tierra. Mi dolor es como un río de lágrimas, tan desbordante que llena todos los océanos. Llámame por mis verdaderos nombres para poder oír al mismo tiempo mis llantos y mis risas, para poder ver que mi dolor y mi alegría son la misma cosa. Por favor, llámame por mis verdaderos nombres para que pueda despertar y quede abierta la puerta de mi corazón, la puerta de la compasión. (Thich Nhat Hahn) Hay un tipo de meditación que invita a visualizar un espacio, imaginado o real, donde te sientas feliz y tú mismo; un lugar seguro y agradable al que poder "regresar" en aquellos momentos que lo necesites. Desde el primer instante en que realicé esta meditación, mi "lugar seguro" ha sido una finca que tenían mis abuelos, desde años antes de que yo naciese, a la que llamaban "La Barrumba" (supongo que será el nombre del terreno o la montaña), cerca de Duesaigües (Tarragona); este terreno estaba en mitad del monte, y muchos veranos y períodos de vacaciones nos juntábamos toda la familia. Muchas veces pienso que gran parte de mi pasión por la práctica contemplativa y la mística, así como de mi inquietud por la vida en la montaña, vienen de mis experiencias en este lugar... Alrededor del año 2001-2003 (no recuerdo exactamente), y a punto de fallecer mi abuelo, el terreno se vendió; desde entonces, una de mis ilusiones es volver a visitarlo. Muchas veces me acuerdo de él, y aparece a menudo en mis sueños. Hace un rato, casualidades de la vida, he encontrado el artículo de un senderista que citaba la montaña donde se situaba la casa y en el que, sorprendentemente, estaba colgada la foto que comparto al final de esta entrada. Decenas de recuerdos circulan ahora mismo por mi mente: jugué infinidad de veces en esos columpios; en el porche, casi todas las noches, me quedaba dormido mirando las estrellas y dándome cuenta de lo pequeños que somos y lo grande que es el Universo... Parece que fue ayer cuando me perdía en mis paseos por los montes, o cuando bajábamos al pueblo para comprar en la tienda de Jordi, o cuando nos bañábamos en la piscina... Veo nítidamente a Bu y Nala (unos perros que tenía el vecino de abajo) subir a visitar a mi abuelo; y qué curioso, porque yo entonces no tendría más que 3 ó 4 años. Me acuerdo también de los vecinos de abajo, de su hija, Tania, y de sus perros ladrando cuando nos acercábamos a la valla. Y de los terrenos del vecino de arriba, al que llamaban "el maestro" (creo que la casa ahora pertenece a Proyecto Hombre). Y de cuando precisamente su hijo bajó para avisarnos que había incendios cerca y tuvimos que irnos corriendo.... Aún siento en mis frágiles piernas de niño el cansancio tras subir a la torre de enfrente y volver cargados (unos más que otros) de leña que, posteriormente, usábamos para encender la chimenea los días de frío... Me río (ahora) de los sustos que me dieron, alguna vez, algunos animales que se metieron dentro de la casa a investigar si había comida. Y de cuando la familia era ya tan numerosa, que nos llevábamos la tiendas de campaña y dormíamos fuera de la casa. Me acuerdo de Tod (mi perro) corriendo, libre, por la montaña. Me pregunto, también, si seguirán ahí los "tesoros" que escondí en ciertos "lugares secretos" de la finca... Revivo imágenes, sonidos, olores... Hoy me acuesto con sentimientos encontrados. Siento una gran pena al ver, aparentemente, este lugar tan dejado, tan descuidado, tan abandonado... Y, sin embargo, también me siento inmensamente agradecido por las experiencias vividas en él e infinitamente maravillado por comprobar cómo la vida se abre camino... ............................................................ Mirando detenidamente la foto me viene a la memoria parte del 'Cántico de las Criaturas' de San Francisco de Asís: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas» Abro también, al azar, el Tao Te Ching al azar; aparece el capítulo 52, que no puede ser más revelador: «En el principio era el Tao. Todo surge de él; a él todo retorna» Actualización (Junio 2019): Aprovechando que a finales de Junio estábamos relativamente cerca del lugar, nos acercamos a hacer una visita. Este breve artículo va dirigido, sobre todo, a aquellas personas cristianas (católicas, protestantes, ortodoxas, ...) que, por desconocimiento, creen que no es compatible la práctica de la meditación y la oración. Intentaré dar unas pequeñas pinceladas sobre qué es la meditación, esperando poder acercar esta magnífica y liberadora práctica a quienes ya experimentan la oración, sin intención de cambiar una práctica con la otra, sino más bien de complementarla y mejorarla. Por tanto, no esperes en él una crítica a la Iglesia, la religión o cualquier otra cuestión similar. ¿Qué es y en qué consiste la meditación? La palabra «meditación», en el contexto al que nos referimos en el artículo, suele utilizarse para englobar a cualquiera de las prácticas de crecimiento interior que utilizan las distintas religiones y tradiciones espirituales. La meditación es una herramienta clave para ayudarnos a obtener paz y felicidad. Contrariamente a lo que muchas personas piensan, no es necesario pertenecer a una determinada religión ni estar en un templo o un lugar especial para meditar: puedes hacerlo en cualquier lugar del mundo, desde un rincón de tu casa en el que te sientas cómodo hasta dando un paseo o, por supuesto, en un templo de cualquier religión. La meditación es una práctica a través de la cual se intenta ir más allá del pensamiento condicionado para alcanzar un estado profundo de conciencia. Su objetivo principal es concentrarte y, poco a poco, relajar tu mente hasta liberar tu conciencia. Según vas progresando, vas sintiendo que puedes meditar en cualquier sitio y en cualquier momento, logrando la paz interior a pesar de lo que esté pasando a tu alrededor. Puedes notar, además, que comienzas a reaccionar mejor ante las cosas a medida que te vuelves más consciente de tus pensamientos y emociones. Podría decirse que la meditación es, por tanto, el arte de vivir; a medida que mejora nuestro mundo interior, mejora también nuestro mundo exterior (nuestras relaciones, nuestra vida cotidiana, ...). ¿Qué beneficios tiene la meditación? Los estudios realizados mediante el método científico demuestran los beneficios de la meditación, que van desde la mejora de la salud física, hasta el verdadero conocimiento de uno mismo. Los siguientes son sólo algunos de los beneficios de la meditación: A nivel físico:
A nivel mental:
A nivel espiritual:
Una vez teniendo un poco más claro qué es esto de la meditación, quizá sea el momento de responder, de forma breve, a varias preguntas: ¿Qué diferencia hay, exactamente, entre meditación y oración? La más destacada quizá sea la actitud: cuando rezas, "hablas" a Dios, es decir, haces peticiones o realizas acciones de gracias; cuando meditas, se presenta una actitud más bien de escucha, sintiendo de algún modo dentro de ti la presencia de Dios. ¿Qué beneficios puede tener la meditación enfocada a una mejor oración? Podría decirse que la meditación puede preparar el terreno para hacernos más abiertos a Dios. Cuando se medita, es posible sentir que Dios está profundamente dentro ti. Y desde esta experiencia de un Dios que no está fuera, sino dentro, la experiencia de oración puede ser más enriquecedora. La meditación es una práctica con la que se puede llegar a un crecimiento espiritual. Y este crecimiento espiritual implica, en muchas ocasiones, que la actitud se dirija hacia la contemplación, práctica meditativa común en todas las religiones y tradiciones espirituales y que es, también, un tipo de oración cristiana. Meditación como oración contemplativa En la oración contemplativa, el orante no habla, no razona, no pide..., sino que trata de silenciar su cuerpo y su mente, con una respiración profunda y tranquila, para permanecer en silencio con Dios y sentirse en comunión con Él y con la Creación. La oración contemplativa (o de silencio) ha sido descrita detalladamente en la obra de dos místicos cristianos: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, a los que recomiendo leer. Esta oración se fundamenta en la búsqueda de Dios en nuestro interior (Dios nos habita, somos "templos del Dios") y la contemplación la belleza de la creación sintiéndonos parte de la misma. Por tanto, la práctica de la meditación es, en cierto modo, una forma de "interiorización" en la que el meditador (y orante) se entrega a Dios, que habita en su interior, en su exterior y en todo lo que le rodea. Su mente no habla, no piensa; sólo se queda a solas con Dios en el silencio, con atención plena y escucha atenta. Manuel Rodríguez
Instructor de Taichi, Chikung y Meditación. Más de 15 años de experiencia como catequista de jóvenes y adultos. Todos los practicantes de artes marciales somos partícipes y beneficiarios de un legado que ha sido transmitido, a lo largo de generaciones, como resultado de la vida, enseñanzas y experiencias de los grandes maestros. Ellos viven en nosotros y son parte de nosotros. Reza un antiguo proverbio chino que «quien no conoce su aldea de origen, jamás encontrará la aldea que busca». Honrar a nuestros maestros implica, por tanto, valorar, respetar y agradecer su legado, la herencia que nos han dejado. Hoy escribo para honrar y recordar a uno de ellos: el maestro Tian Qiutian. Hoy he sabido que el maestro Tian Qiutian falleció el pasado 8 de Junio de 2016 a los 83 años. Sobrino de Tian Xiuchen (discípulo de Chen Fake) y maestro del Dr. Wang Xiaojun (maestro de mi maestro, Félix Castellanos), formó parte de la 19ª generación del estilo Chen de Taichi y la 3ª generación de la línea Chen de Pekín, a cuyo reconocimiento y difusión dedicó por completo su vida. Era muy querido y respetado en Pekín tanto por practicantes como por otros maestros, además de ser un referente del estilo Chen. El pasado verano, en mi viaje a China, tuve el honor de visitar al maestro en su casa. Aún nos recuerdo, con total claridad, en ese caluroso y húmedo día, subiendo las escaleras del edificio, situado en una zona pobre de Pekín, y entrando por la puerta del hogar encontrándonos, de frente, con él. Me llamó poderosamente la atención su constante sonrisa, su generosidad, humildad y sencillez, así como la nobleza, paz y serenidad que transmitía su mirada. Me acordé, en ese momento, de aquellos grandes sabios nombrados en las historias, alejados del lujo y las riquezas, satisfechos y felices con lo poco que poseían. Y sin embargo, detrás de esa modestia, de esa sencillez, de ese recogimiento…, se encontraba un gran maestro y parte viva de la Historia del Taichi. El maestro Tian nos acogió acompañado de su mujer (gravemente enferma), sus hijos y uno de sus nietos, conviviendo todos en un reducido espacio de pocos metros cuadrados donde, pese a la más que aparente pobreza, reinaba un ambiente de felicidad. Tras la bienvenida, los saludos y presentaciones, nos ofrecieron agua y nos invitaron a sentarnos y acompañarles un rato. Sonrisas, alegría, afecto… Me conmovió especialmente la ternura con la que los hijos cuidaban a sus padres, el cariño con el que el nieto trataba a sus abuelos, la entrega amorosa del “discípulo Wang” hacia su maestro. Y es que fue este, también, un aspecto llamativo y hermoso: conocer al Dr. Wang Xiaojun, el maestro de mi maestro, en su rol de discípulo. Me hizo pensar. Y es que, al final, ¿qué somos sino eslabones de una cadena que se remonta a tiempos antiguos, transmisores de un arte ancestral que forma parte de nosotros y transforma nuestras vidas? Un arte que, al mismo tiempo, no nos pertenece y motiva, en muchos de nosotros, la necesidad de compartir este maravilloso tesoro. El encuentro con el maestro Tian Qiutian supuso uno de los más emocionantes de mi vida, y lo recordaré con especial amor y cariño. Necesité un tiempo para poder asimilar que había sido partícipe de un momento único e histórico que nunca se repetiría, que la vida me había obsequiado con un maravilloso regalo y me había recordado, una vez más, la importancia de uno de los pilares fundamentales de nuestra existencia: la familia. Pocas palabras pueden expresar lo que siento más que aquellas que sirvan de sincero agradecimiento al maestro Tian Qiutian por su dedicación y entrega al Taichi a lo largo de su historia, por la herencia que nos ha dejado y que sigue viva a través de sus sucesores. Agradecido, también, a la vida y las personas que me dieron la oportunidad de conocerlo y aprender tanto en tan poco tiempo. Si estás leyendo esto te invito a que cierres un momento los ojos y trates de recordar a tus ancestros. Sonríe y, desde lo más profundo de tu corazón, diles: «gracias por tu vida, gracias por tu legado.» En memoria del maestro Tian Qiutian (田秋田, 1933 - 2016). Visita al maestro Tian Qiutian en su casa. En la fotografía de la izquierda, por orden: Anabel Esteve, Félix Castellanos, Dr. Wang Xiaojun, Tian Qiutian, Manuel Rodríguez, Aarón Andreo. A la derecha: Manuel Rodríguez con el maestro Tian Qiutian (Pekín, Agosto 2015).
Entonces apareció el zorro: - ¡Buenos días! -dijo el zorro. - ¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vio nada. - Estoy aquí, bajo el manzano -dijo la voz. - ¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres! - Soy un zorro -dijo el zorro. - Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste! - No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado. - ¡Ah, perdón! -dijo el principito. Pero después de una breve reflexión, añadió: - ¿Qué significa "domesticar"? - Tú no eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas? - Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"? - Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas? - No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito. - Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear vínculos". - ¿Crear vínculos? - Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo... - Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado... - Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas. - ¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito. El zorro pareció intrigado: - ¿En otro planeta? - Sí. - ¿Hay cazadores en ese planeta? - No. - ¡Qué interesante! ¿Y gallinas? - No. - Nada es perfecto -suspiró el zorro. Y después volviendo a su idea: - Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de Sol. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo. El zorro se calló y miró un buen rato al principito: - Por favor... domestícame -le dijo. - Bien quisiera -le respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas. - Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame! - ¿Qué debo hacer? -preguntó el principito. - Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca... El principito volvió al día siguiente. - Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios. - ¿Qué es un rito? -inquirió el principito. - Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones. De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida: - ¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré. - Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique... - Ciertamente -dijo el zorro. - ¡Y vas a llorar!, -dijo él principito. - ¡Seguro! - No ganas nada. - Gano -dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo. Y luego añadió: - Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto. El principito se fue a ver las rosas, a las que dijo: - No sois en absoluto parecidas a mi rosa. Nadie os ha domesticado ni habéis domesticado a nadie. Sois como era antes mi zorro, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles: - Sois muy bellas, pero estáis vacías y nadie daría la vida por vosotras. Cualquiera que os vea podrá creer indudablemente que mi rosa es igual que cualquiera de vosotras. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y, algunas veces, hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin. Y volvió con el zorro: - Adiós -le dijo. - Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: no se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos. - Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito para acordarse. - Lo que hace más importante a tu rosa es el tiempo que tú has perdido por ella. - Es el tiempo que yo he perdido por ella... -repitió el principito para recordarlo. - Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa... - Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse. Capítulo XXI de “El Principito” (Antoine de Saint-Exupery)
«Los sabios perfectos de la antigüedad
eran tan sutiles, agudos y profundos que no podían ser conocidos. No conociéndolos, apenas sabemos describir su apariencia: eran tardos, como quien cruza un río en invierno; prudentes, como quien no quiere ofender a sus vecinos; discretos, como un invitado; pasajeros, como el hielo que se funde; sencillos, como un tronco de madera; disponibles, como un amplio valle; y opacos, como el agua turbia. ¿Quién puede, como ellos, a través de la quietud, aclarar lentamente lo turbulento? ¿Quién puede, como ellos, en el movimiento, permanecer en la calma hasta el momento de actuar? Quien sigue este Tao no anhela la abundancia. Por no estar colmado puede ser humilde, eludir lo vulgar y alcanzar la plenitud.» (Tao Te Ching, cap. XV) «Un viaje de 1000 Km comienza con el primer paso» (Lao Tzu) Los lunes y miércoles del 1 al 27 de Julio, de 10:00 a 11:30 horas, impartiré un curso de Iniciación al Taichi en el Antiguo Cauce del Río Turia de Valencia, a 100 m. del Puente del Real (ver mapa).
El Taichi es un antiguo arte marcial interno de origen chino que se ejercita mediante movimientos suaves y armoniosos en combinación con la respiración y la intención, lo que permite el desarrollo de la relajación activa, la concentración mental, la coordinación y el desarrollo de una respiración consciente y profunda. Está vinculado directamente con algunos conceptos de la filosofía taoísta, como el Yin y el Yang y, por sus aplicaciones terapéuticas, con aspectos de la Medicina Tradicional China. El Taichi es también un método de autoconocimiento y control de nuestro cuerpo, emociones y pensamientos: una técnica de meditación en movimiento. El curso de iniciación al Taichi costará 40€, tendrá una duración total de 12 horas y servirá como introducción a este arte centenario a través de una rutina de movimientos corta y sencilla en la que moveremos gran parte de las cadenas musculares, profundizando en la respiración, la intención y la meditación en movimiento. «"The Potter" (el Alfarero) es una criatura antigua que da vida a la arcilla. En su cuidado está un aprendiz que desea aprender el secreto. Ésta es su historia...» (Josh Burton)
«Coloca una carpa en un estanque en cuyo centro haya una piedra; coloca otra carpa en un segundo estanque, éste sin esa piedra. En el primero, la carpa nadará en torno a la piedra, la que le procurará un ejercicio constante sin que por ello se ponga en duda su resistencia. Esa carpa se hará grande antes que la del otro estanque: esto se debe a tener que repetir "constantemente" el mismo ejercicio». (Okada Torajido)
El Taichi Chuan y el Chikung pueden constituir un método preventivo y representar una vía terapéutica complementaria de utilidad para mejorar la salud de quienes sufren Trastornos Límite de la Personalidad (TLP). El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), también llamado limítrofe o fronterizo, es definido por el DSM-IV como «un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico y relaciones interpersonales caóticas». El perfil global del trastorno también incluye típicamente una inestabilidad generalizada del estado de ánimo, de la autoimagen y de la conducta, así como del sentido de identidad, que puede llevar a periodos de disociación. Se incluye dentro del grupo B de trastornos de la personalidad, los llamados «dramático-emocionales». Es, con mucho, el más común de los trastornos de la personalidad. En un estudio piloto exploratorio bastante reciente realizado por José Javier Pedrosa y Ricardo Ros, del grupo DERSA (Deporte, Ergonomía y Salud) de la Universidad de Zaragoza, los investigadores han aplicado un programa que, a través del movimiento, integraba la regulación del cuerpo, la respiración y la mente, tal y como propone la práctica correcta del Taichi, el Chikung y el Mindfulness, siendo esto último una instrucción básica de las dos primeras disciplinas, en las que lo llamamos Guān (觀, observar).
El estudio se ha desarrollado durante tres meses en el servicio de psiquiatría de un centro hospitalario como actividad complementaria dentro del marco terapéutico global. Aplicado a un grupo de diez pacientes, se ha visto que esta práctica podría mejorar aspectos físicos y psicosociales, ya que tras la intervención han puntuado respirar bastante mejor (7/10), mayor disposición para sus actividades cotidianas (7/10), más facilidad para relacionarse con su entorno (5/10) y la valoran positivamente como complemento a su terapia individual (5/10). El estudio completo se puede leer aquí, a partir de la página 33. El maestro Wang Xiaojun, 4ª generación de Taichi Chuan del estilo Chen de Pekín (Xinjia) y doctor en Wushu (Kung Fu), impartirá cursos de Taichi Chuan, Chikung, meditación taoísta, ... en Valencia (España).
Del 10 al 26 de abril de 2015 ¡No pierdas esta oportunidad! Toda la información: http://www.escuelatantien.com/cursos-dr-wang-xiaojun-2/ «Los analfabetos del siglo XXI no serán aquéllos que no sepan leer y escribir, sino aquéllos que no sepan aprender, desaprender y reaprender» (Herbert Gerjuoy, citado por Alvin Toffler en “El Shock del Futuro”) Nan-in, un maestro japonés de la era Meiji (1868-1912) recibió cierto día la visita de un erudito, profesor en la Universidad, que acudió a preguntarle acerca del Zen. Nan-in le sirvió té. Vertió el líquido hasta llenar la taza del visitante y entonces, en vez de detenerse, siguió vertiendo té sobre ella con toda naturalidad. El profesor contemplaba absorto la escena, hasta que al fin no pudo contenerse más: - Ya está completamente llena. ¡No siga, por favor, no cabe una gota más! - Al igual que esta taza -dijo entonces Nan-in-, usted está lleno de sus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo puedo mostrarle lo que es el Zen a menos que vacíe primero su taza? Cuento Zen
INTRODUCCIÓN Como comentaba en el artículo "Diferencias entre Taichi y Chikung", «Chikung» y «Qigong» es exactamente lo mismo. Pese a que actualmente conocemos esta denominación, es común leer en algunos libros y páginas de Internet relacionadas con estas disciplinas el término «Daoyin» (a veces escrito «Taoyin», que es como se pronuncia) que lleva a muchos a pensar que es algo totalmente distinto. Precisamente ayer, paseando por una famosa feria en la que, entre otras cosas, se ofrecen servicios relacionados con la salud y el bienestar, me sorprendió gratamente encontrarme con un stand sobre el Taoísmo. Me acerqué a echar un vistazo y salió a mi encuentro un muchacho que, si bien al principio parecía majo, luego dio la sensación de que hablaba con cierto aire de superioridad. Con él inicié la (absurda) conversación que reproduzco a continuación: - Hola, ¿qué tal? Una pregunta, ¿sabes lo que es el Tao? - Sí, algo sé. - ¡Ah, vale! Tiene que ver con el Taoísmo y... - Sí, todo eso. Bueno, es que soy profesor de Taichi y Chikung. - ¡Ah vale, perfecto! Entonces... ¿conoces el "Daoyin"? - Sí, claro, es lo mismo que el Chikung. - No, hombre... el Chikung es de pie, pero el Daoyin es tumbado y... - Bueno.... el Chikung se practica de pie, sentado, tumbado, con posturas, movimientos, .... - No, no es así. El Daoyin es superior. (silencio incómodo...) - ¿Conoces a Mantak Chia? - Sí, un maestro de Chikung. - Primero apareció el Taichi, luego el Chikung y ahora está llegando el Daoyin. (nuevamente silencio...) - ¿Entonces no te interesa? - No, lo siento, no me interesa... ¿CUÁLES SON LAS DIFERENCIAS ENTRE CHIKUNG Y «DAOYIN»? La diferencia principal es la siguiente: NINGUNA En ocasiones uno de los mayores errores entre algunos practicantes de estas disciplinas es diferenciar entre «Daoyin» y «Chikung» como si fuesen distintas. Como explico en la sección de Chikung, este arte ha sido conocido por muchos nombres a lo largo de la historia, y «Daoyin» (Dǎoyǐn - 導引), que se pronuncia «Taoyin» (así es como se ve escrito en algunas páginas españolas) y significa «conducir/guiar la energía», es uno de ellos. El término «Qìgōng», que se menciona por primera vez en la dinastía Ming (1368-1644), comienza a usarse en su sentido especializado actual («el arte del cultivo del Qi») a mediados del s. XX. Por otra parte, es necesario aclarar que, aunque se pronuncian de forma muy parecida, no es lo mismo el «dǎo» de Daoyin (導), que significa «guiar o conducir», que el «dào» del Taoísmo (道), que se suele traducir como «senda o camino». En muchas páginas de Internet se dice que el Daoyin es la estructura interna del Chikung y Taichi, afirmando que es la base de estas dos disciplinas. Sin embargo, algunas de las definiciones de «Daoyin» que encontramos son las siguientes:
Curiosamente, todas estas definiciones y los beneficios que se explican son idénticos al «Chikung». CONCLUSIÓN Existen aproximadamente 15.000 formas, posturas, meditaciones, etc.., de Chikung, de modo que llámalo como quieras, incluso ponle un nombre «raro» si lo que deseas es dar un toque de secretismo o un aura mística y misteriosa a algo que hace mucho dejó de serlo, o imagina que el dominio del qì (energía vital) te llevará a lanzar un Kame Hame Ha si eso te va a hacer feliz. Ahora bien, ten claro que ninguno es mejor que el otro y que, le pongas el nombre que le pongas, es Chikung. «CHIKUNG» Y «DAOYIN» ES LO MISMO. PD: Este artículo no es un ataque ni pretende desprestigiar a ningún estilo o escuela de Chikung. Se trata, simplemente, de una aclaración que viene a raíz de la conversación que mantuve, en la que se me dio información falsa y en la que se intentó desprestigiar al Chikung en favor de algo que, paradójicamente, es también Chikung.
Igualmente aclaro que esta confusa información se me dio desde un centro privado (que, por respeto, no voy a nombrar) y que nada tiene que ver con la "Asociación de Qigong de Salud", que utiliza bastante el término «daoyin» junto al de «qigong/chikung» sin diferenciarlos, y a la que recomiendo en la sección Sitios de Interés. «¿Cuál es la diferencia entre el Taichi y el Chikung?». Esta es, sin lugar a dudas, una de las preguntas más frecuentes que se plantean muchos practicantes de estas y otras disciplinas. Entre el Taichi Chuan y el Chikung existen diferencias y similitudes. Aunque hay muchas, intentaré resumirlas de forma sencilla en 9 puntos claves: 1. ¿QUÉ SIGNIFICA? El Taichi Chuan (Tàijí Quán, 太极拳) puede traducirse como «el arte del puño supremo», «el boxeo supremo», «el boxeo de la cumbre suprema» o incluso «el boxeo de las sombras». «Taichi Chuan», «Tai Chi Chuan», «Taichi», «Taichí», «Tai Chi», «Taijiquan», «Taiji Quan», «Tai Ji Quan», ..., es lo mismo. «Thai Chi», como he visto escrito en algún que otro sitio, no existe. El Chikung (Qì Gōng, 氣功) puede traducirse como «trabajo con la energía vital». «Chikung», «Chi Kung», «Qigong», «Qi Gong», ..., es lo mismo. Denominaciones raras que también he leído por ahí, como «Chi Gong» o «Qi Kung», son incorrectas. IMPORTANTE: El «chi» de «taichi» viene de «jí» y significa «punto más alto, cúspide, extremo...»; el «chi» de «chikung» viene de «qì» y significa «energía vital». Por lo tanto, hay que tener claro que ambos «chi» son diferentes y no tienen nada que ver. 2. ¿CUÁLES SU ORIGEN? El origen mitológico del Taichi se remonta al monje taoísta Zhang Sanfeng (s. XIII) y los datos históricos afirman que fue desarrollado en Chenjiagou (aldea de los Chen) por el general Chen Wanting (s. XVII). Por tanto, hablamos de que el Taichi Chuan no es un arte milenario y tiene una antigüedad que puede variar entre 300-800 años aproximadamente. El Chikung ha sido conocido por muchos nombres a lo largo de la historia china. Historiadores y antropólogos coinciden en afirmar, debido también a diversos hallazgos arqueológicos, que surgió aproximadamente en el periodo Neolítico, teniendo su origen en tradiciones chamánicas. Por lo tanto, el Chikung tiene una antigüedad de unos 4000-5000 años aproximadamente. Es importante destacar que ambas disciplinas proceden de China y están "vivas", es decir, se encuentran en constante evolución. 3. ¿QUÉ ES? El Taichi Chuan es un arte marcial interno. Apunta a moverse con la energía vital y sin excederse con la fuerza muscular, utilizando en todo momento la tensión mínima necesaria. El Chikung es una práctica milenaria utilizada para regular la energía vital, mejorar la salud física y emocional y prevenir algunas enfermedades. Si bien es cierto que existe una escuela de Chikung llamada «marcial» y cuyo objetivo es fortalecer y acondicionar el cuerpo y mejorar las habilidades de defensa y ataque en las artes marciales, el Chikung en sí mismo no es un arte marcial, esto es, sus movimientos no esconden necesariamente aplicaciones de defensa y ataque; en el caso del Taichi Chuan, pese a que sus movimientos escondan aplicaciones marciales, puede practicarse con un objetivo meramente terapéutico, como es el caso, sobre todo, de adultos mayores o con limitaciones físicas. También es necesario hacer una aclaración sobre algo que he visto escrito en varios sitios, conozco gente que me ha hablado de ello y hay "instructores" que dicen enseñar esa disciplina: el «Taichikung» no existe como tal. 4. ¿EN QUÉ SE BASA? El Taichi Chuan consistente en movimientos que corresponde a aplicaciones marciales, en combinación con la respiración y la intención. Está vinculado directamente con algunos conceptos de la Filosofía Taoísta, como el Yin y el Yang y, por sus aplicaciones terapéuticas, con aspectos de la Medicina Tradicional China. El Chikung se realiza mediante trabajos y ejercicios coordinados con una respiración consciente, la visualización y la concentración en puntos, canales de acupuntura o zonas del cuerpo. Se basa en la Medicina Tradicional China y la Teoría de los Cinco Elementos. El Taichi Chuan y el Chikung son dos formas de autoconocimiento y control de nuestro cuerpo, respiración, emociones y pensamientos, es decir, son técnicas de meditación en movimiento. 5. ¿CÓMO SE PRACTICA? El Taichi Chuan se ejercita mediante formas o taolu, consistentes en movimientos suaves y armoniosos, con aplicaciones marciales ocultas en cada uno de ellos, coordinados con la respiración. Se dice que cada una de estas formas, aunque divididas en varios movimientos, se deben ejecutar de principio a fin como si de un sólo movimiento se tratase, sin hacer ninguna parada, de forma fluida y continua. Por otra parte, en el Taichi, que se practica de pie, se estudia el uso de distintas fuerzas (Peng, Lu, Ji, An, Cái, Lie, Zhou, Kao, ...), presentes en las formas y que se pueden trabajar también con compañeros a través del Tuishou (empuje de manos). El Chikung se practica mediante movimientos, posturas o formas (que pueden ser de pie, sentados o tumbados) coordinados con la respiración. En caso de posturas se trata simplemente de hacerlas; en caso de tablas o movimientos, parados o caminando, se observa una diferenciación entre cada uno. Existen competiciones de Taichi Chuan, que incluyen la ejecución de formas, el empuje de manos y/o combates utilizando las aplicaciones marciales y principios del Taichi, a los que se les denomina Sanda o Sanshou. Desde hace relativamente pocos años también existen competiciones de Chikung, aunque personalmente creo que merecen un estudio aparte. Ambas disciplinas se ocupan de llevar a cabo las tres regulaciones: cuerpo, respiración y mente. También en ambas se utiliza la intención mental para guiar la energía vital a través del cuerpo y los canales de acupuntura. En la ejecución de las técnicas existen también similitudes (por ejemplo en ambas disciplinas se comienzan los movimientos hacia la izquierda, principios básicos, etc...) y diferencias (estiramientos, atención a determinados puntos de acupuntura, tipos de respiración, etc...), pero aquí no entraré en ellas, pues requeriría de un artículo específico. 6. ¿CUÁNTOS TIPOS/ESTILOS EXISTEN? Se habla generalmente de cinco estilos familiares de Taichi Chuan: Chen, Yang, Wu/Hao, Wu y Sun. No obstante, existen otros muchos estilos que derivan de éstos. En las artes marciales chinas los estilos suelen tener el apellido de su fundador (Chen Wanting, Yang Luchan, ...), su lugar de origen (Wudang, Shaolin, ...) o el de una característica propia del estilo (Hulei). Aunque no se conoce una cifra exacta, se habla de una cifra aproximada de unas 15.000 posturas, formas y movimientos de Chikung, que podríamos dividir en cinco grandes escuelas de Chikung: médica/terapéutica, taoísta, budista, confucionista y marcial. Según autores, podremos encontrarnos que en ocasiones se engloba a las escuelas taoísta y budista en una sola, a la que se llama escuela espiritual y meditativa. En el Taichi no existen estilos o formas con nombres de animales, como «Taichi de la Grulla», «Taichi de la Tortuga», ..., pero sí movimientos concretos en los que se nombre a alguno, como «el mono blanco ofrece la fruta» o «el dragón azul emerge del agua»; los nombres de las formas de Taichi suelen conocerse por su número de movimientos y/o estilo (forma de 36 Chen, forma de 24 Yang, ...), el orden dentro de la práctica tradicional (Yilu o Primera Rutina, Erlu o Segunda Rutina) o, en algunos casos, el nombre de una característica especial de dicha forma (por ejemplo Erlu es también conocida como «Pao Chui», que significa «Puño de Cañón»). En el caso del Chikung existen posturas, formas y movimientos con nombres de todo tipo: «Juego de los Cinco Animales», «Abrazar el Árbol», «Apuntar al águila con el arco», «Separar el Cielo y la Tierra», etc... 7. ¿QUÉ ES NECESARIO PARA APRENDER? Para obtener resultados en cualquiera de ambas prácticas es necesaria la paciencia, la perseverancia y la continuidad en la práctica. 8. ¿CUÁLES SON SUS BENEFICIOS? Puesto que los principios básicos de ambas disciplinas son similares, los beneficios de practicarlas son los mismos, con la única diferencia de que, en el caso del Taichi Chuan, se aprenden además técnicas que, con el debido entrenamiento, pueden servir para la autodefensa. 9. EL TAICHI CHUAN ES CHIKUNG Si bien es cierto que al final los beneficios son prácticamente los mismos, los métodos de enseñanza y aprendizaje son diferentes y es necesario complementarlos. En el Chikung el trabajo energético es más potente y complementa/completa a la perfección el entrenamiento del Taichi Chuan. De hecho considero imprescindible incorporar el Chikung en la práctica del Taichi Chuan, pues permite desarrollar la propiocepción y la conciencia de energía interna, potencia la parte terapéutica del arte, regula las emociones y ayuda a desarrollar también su aspecto marcial y sensitivo. Practicar Taichi Chuan sin Chikung lo convierte, a mi entender, en una mera gimnasia o práctica deportiva que muchas veces viene acompañada de lesiones. ¿De qué sirve poder defenderse de agentes externos y no de los internos? ¿Qué sentido tiene saber luchar contra otros sin saber luchar "contra uno mismo"? Cuando se practica correctamente el Taichi Chuan desde una visión completa y holística, llevando la atención al movimiento, la respiración y la intención, y sin descartar ninguno de sus componentes (salud, meditación en movimiento, regulación corporal, respiratoria y emocional, trabajo energético y marcialidad), se está haciendo también Chikung; sin embargo, la práctica del Chikung no requiere tener conocimientos de Taichi Chuan. Por tanto, un buen instructor de Taichi Chuan debería enseñar también Chikung a sus alumnos. A pesar de sus diferencias y similitudes, la práctica se desarrolla de muy distintas formas y cada practicante ha de saber lo que busca y desea aprender. Y lo que es muy importante: debe encontrar a un buen profesor de Taichi Chuan y Chikung capacitado para ello que sea capaz de orientar, acompañar y enseñar correctamente. Si estás de acuerdo (o no) con alguno de estos puntos, deseas completar este artículo o hacer cualquier comentario te animo; ¡¡será bien recibido!! :D Manuel Rodríguez Salvador
INTRODUCCIÓN La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad. La dimensión positiva de la salud mental se destaca en la definición de salud que figura en la Constitución de la OMS: «la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Entre muchas dolencias psicológicas, y quizá por el momento histórico, social y político que estamos viviendo actualmente, podemos destacar el estrés, la ansiedad, la ira y la depresión. De hecho la OMS afirma que cerca del 20% de la población tiene algún tipo de trastorno o problema mental de este estilo, figurando éstos entre los factores de riesgo importantes de otras enfermedades y lesiones no intencionales o intencionales. El estrés, que afecta negativamente a la salud psicológica y física de las personas, puede ser definido como el proceso que se inicia ante un conjunto de demandas ambientales que recibe el individuo, a las cuáles debe dar una respuesta adecuada, poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento. Cuando la demanda del ambiente (laboral, social, etc.) es excesiva frente a los recursos de afrontamiento que se poseen, se desarrollarán una serie de reacciones adaptativas que implican activación fisiológica. Esta reacción de estrés, sobre todo si es excesiva, incluye una serie de reacciones emocionales negativas o desagradables, de las cuáles las más importantes son la ansiedad, la ira y la depresión. Muchas veces ansiedad y estrés se usan como sinónimos, entendiendo en ambos casos un mismo tipo de reacción emocional. Sin embargo, existen diferencias a la hora de estudiar ambos fenómenos: el estrés es un proceso más amplio de adaptación al medio, mientras que la ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza. Dentro del proceso de cambios que implica el estrés, la ansiedad es la reacción emocional más frecuente. Si bien la existencia del estrés es necesaria (y gracias a ella hemos sobrevivido como especie a lo largo de la historia), las consecuencias de un exceso de estrés y ansiedad generan daños en el cuerpo que afectan a la calidad de vida de las personas. Algunos de los estragos más comunes causados por el estrés pueden ser obesidad y sobrepeso, pérdida del cabello, depresión, reducción del deseo sexual, menstruación irregular, acné, cuadros alérgicos, úlceras, insomnio, disminución de fertilidad, enfermedades cardíacas e incluso acelerar una crisis de asma, entre otros. El estrés y las emociones tienen una relación muy íntima: las emociones se pueden definir como un estado de ánimo que aparece como reacción a un estímulo, lo que hace pensar que el estrés pueda ser, en cierto modo, una emoción. Algunas respuestas de tipo emocional que se presentan en personas afectadas por el estrés son abatimiento, tristeza, irritabilidad, apatía, indiferencia, inestabilidad emocional, etc. MEDITACIÓN EN MOVIMIENTO Las emociones, íntimamente ligadas con el estrés, son mentales y físicas a la vez. Implican un movimiento de energía tanto en uno mismo como entre uno mismo y un objeto. Por tanto, la práctica correcta de técnicas y disciplinas relacionadas con la meditación en movimiento (Taichi, Chikung, Yoga, Alexander, Fledenkrais, …) puede ayudar a eliminar obstrucciones en el flujo de emociones para que éstas puedan expresarse airosamente en vez de quedar reprimidas o ser exteriorizadas de forma impulsiva. En los últimos años el número de estudios e investigaciones relacionadas con técnicas de Meditación en Movimiento (a veces llamadas “MM”) ha aumentado considerablemente; sin embargo, estas prácticas a menudo han sido tratadas por los investigadores como formas de ejercicio comparables a otros trabajos aeróbicos ordinarios, estiramientos o simples técnicas de relajación. Como señala Catherine Kerr, la comprensión del investigador biomédico en cuanto a lo que está sucediendo en la meditación en movimiento no suele coincidir con la de un profesor de estas técnicas: un investigador puede entender las prácticas como forma de ejercicio para reducir el estrés generalizado no muy diferente, en principio, de ir a dar un paseo, mientras que el instructor piensa en ellas como un proceso más sofisticado en el que la conciencia del practicante se coloca en regiones específicas del cuerpo para realizar cambios concretos. Esta disyunción en los puntos de vista puede llevar a problemas en el diseño de futuros experimentos y responder con claridad preguntas científicas relevantes. El uso del término "Meditación en Movimiento” fue sugerido por Larkey y supone un paso importante en el reconocimiento de las características especiales de estas prácticas. Larkey basó su definición pensando específicamente en la práctica del Taichi y el Chikung y algunas disciplinas similares en un intento de llamar la atención sobre estas formas de ejercicio y diferenciarlas de otros convencionales y, por qué no decir, a veces más de moda pero no por ello más sanos. La definición que Larkey propuso se resume en cuatro características esenciales para diferenciar las técnicas de Meditación en Movimiento de otras tantas: 1. Un estado meditativo de la mente, que incluye la conciencia en el cuerpo. En este contexto “mente” no significa “pensamiento conceptual”, sino “conciencia”, centrándose sobre todo en un trabajo espacial, interoceptivo, propioceptivo y kinestésico. Esto incluye también la atención al flujo de la respiración y la sangre, sensaciones viscerales, la experiencia del equilibrio, la orientación y la postura corporal. Esta manera de usar la atención es similar a la que se utiliza en otras formas de meditación, como la tan de moda ahora “meditación Mindfulness”, pero en el caso de la Meditación en Movimiento se requiere, además de esta, otras técnicas mentales específicas. Por ejemplo: en la práctica del Taichi y el Chikung es fácil encontrarnos con instrucciones como “sentir el aire denso, como si fuese agua”, que desarrolla el sentido kinestésico, la sensibilidad táctil, una sensación placentera de ligereza, calidez, suavidad y, al mismo tiempo, potencia. También en las técnicas de Meditación en Movimiento la mente se utiliza para dirigir el Qi; de hecho en Taichi y Chikung se repite constantemente la frase «utiliza la intención, no la fuerza física» (yòng yì bù yòng lì - 用意不用力), pues se dice que allí donde se dirija la intención, allí estará el Qi. 2. Formas de movimientos prescritos. En las disciplinas relacionadas con la Meditación en Movimiento los movimientos suelen ser específicos, ya sea un itinerario prescrito (donde la serie de movimientos es la misma y debe ser aprendida y practicada) o bien movimientos de forma libre y espontánea (donde el practicante, siguiendo siempre una serie de principios y teniendo los movimientos aprendidos, practicados e interiorizados, puede dejarse llevar libre y espontáneamente). Estos movimientos pueden ser amplios o extremadamente sutiles, casi imperceptibles al ojo humano. En el Chikung, por ejemplo, tenemos formas de movimientos de pie y sentados, y también posturas estáticas sentados, tumbados o de pie (Zhang Zhuang); en estas últimas se sigue produciendo un pequeño y sutil micro movimiento (por no hablar del movimiento del Qi y la sangre, del que el practicante es consciente). A veces algunos instructores hacen trabajos de realizar movimientos grandes y obvios dirigiéndose, poco a poco, a hacerlos más pequeños hasta casi imperceptibles; en este proceso las sensaciones interoceptivas y propioceptivas se vuelven progresivamente más intensas, aumentando también la eficacia de la práctica de esta disciplina. De hecho en Chikung muchas veces se dice que «el movimiento pequeño es mejor que el movimiento grande y ningún movimiento grande es mejor que el movimiento pequeño». También en la práctica del Taichi la mente se emplea activamente en imaginar la aplicación marcial de los movimientos y la atención a determinadas zonas y puntos de acupuntura, lo que produce ciertas sensaciones internas. 3. Una atención explícita a la respiración. La conciencia y el control de la respiración son fundamentales en las técnicas de Meditación en Movimiento y, en el caso del Taichi y el Chikung, tiene una relación muy importante con el flujo de Qi. Alterar el patrón de la respiración puede alterar el funcionamiento del sistema nervioso autónomo. Existen multitud de prácticas respiratorias que permiten liberar las emociones, calmar la mente y/o mejorar la fuerza física. En el Taichi y el Chikung el cuerpo y la respiración siempre actúan de forma sincronizada, acompasando el movimiento al ritmo respiratorio y pudiendo llegar, por tanto, a estados de conciencia profundos. En las disciplinas de Meditación en Movimiento la respiración se describe como un puente entre las funciones conscientes e inconscientes, una forma de que la mente consciente influya en las funciones inconscientes, controladas por el sistema nervioso autónomo. De hecho la influencia mutua entre respiración, sistema nervioso autónomo y las emociones es bien conocida en la literatura científica y, a lo largo de los años, se han realizado numerosos estudios relacionados con los efectos de diferentes técnicas de respiración sobre estados emocionales y mentales. 4. Un estado de relajación activa. A diferencia del significado que normalmente se da al verbo “relajar” y que evoca una situación de dejadez extrema, la relajación profunda y activa, conocida como “Fàng Sōng” (放松) en las Artes Marciales Chinas, se refiere a un estado de tono completamente equilibrado en el que cada músculo está haciendo exactamente lo que debería con la mínima tensión necesaria para ello. La tensión es un estado de hipertonía y la flojera es un estado de hipotonía; sin embargo la práctica del Taichi y el Chikung buscan un estado de eutonía. Los sistemas biológicos son sistemas complejos, que se organizan para preservar de forma óptima diferentes variables, como la temperatura o la composición química. Esto se conoce como "homeostasis", un término acuñado por Cannon. Los niveles de cortisol, por ejemplo, pueden ser un indicador de estrés, una condición presuntamente negativa; muy poco cortisol, sin embargo, es tan malo como demasiado. Uno de los objetivos del Chikung es restaurar los mecanismos innatos del cuerpo para establecer la homeostasis o equilibrio dinámico. Asimismo, las investigaciones de balanceo corporal sugieren que el Taichi y el Chikung también pueden mejorar la autorregulación postural. En el estudio de las técnicas de Meditación en Movimiento se debe tener en cuenta que el resultado deseado es un estado de equilibrio dinámico cada vez más refinado, y no un estado que se caracteriza por máximos o mínimos, tensión o dejadez. La palabra "relajar" debe utilizarse con precaución debido a su ambigüedad, y los conceptos de la teoría de los sistemas complejos pueden ser útiles en la descripción de los resultados y los procesos de meditar en movimiento. REGULAR LA MENTE Y LAS EMOCIONES (TIÁO YÌ - 调意) La práctica del Taichi y el Chikung se compone de tres procesos de regulación ( Sān Tiáo -三调), en los que cuerpo, respiración y mente interaccionan entre sí buscando una armonía entre ellos. Uno de estos procesos es la Regulación de la Mente y las Emociones (Tiáo Yì - 调意). El Taichi y el Chikung pueden ayudar a sanar y equilibrar las emociones haciendo que seamos conscientes de los componentes físicos de la ansiedad y el estrés (tensión en los hombros, ansiedad digestiva, mirada suspicaz, respiración superficial, …) y las emociones y pensamientos que nos llevan a ellos. Esto se hace a través de métodos prácticos que nos ayudan a resolver dichos problemas en su plano energético, es decir, sobre todo cuando las emociones influencian al Qi o cuando se expresan en forma de unos deficientes hábitos físicos posturales, respiratorios o en forma de tensión. Pero la relación cuerpo-respiración-mente es recíproca: el cuerpo también influencia las emociones. Ciertos hábitos respiratorios y de postura, o problemas viscerales, pueden crear actitudes psicológicas especiales. Por tanto, la práctica del Taichi y el Chikung, a través de ejercicios que permiten dirigir el Qi, nos puede permitir tratar problemas corporales, respiratorios y psicológicos de forma simultánea. ¿Cómo hacerlo? El cuerpo, la respiración y la mente emiten continuamente señales que, con una actitud y escucha o una atención mental propias del Taichi y el Chikung, se pueden detectar y corregir si son dañinas. Esto se traduce, por tanto, en un aumento de la sensibilidad y el autoconocimiento. Para ello, en primer lugar, el practicante de Taichi y Chikung debe tener una actitud de escucha y vigilancia, es decir, debe observar (Guān - 觀) tanto lo que sucede en su interior (órganos internos, circulación de la sangre, respiración, equilibrio, pensamientos, emociones, …) como lo que ocurre en su exterior, es decir, el entorno que le rodea (los fenómenos de la naturaleza, las personas, las sensaciones térmicas, …). Por tanto, en el Chikung se comienza dando estos tres pasos: observar el cuerpo (Guān Shēn - 觀身), observar la respiración (Guān Xī - 觀息) y observar la mente (Guān Xīn - 觀心). En segundo lugar, el practicante debe aprender a relajar y soltar (Sōng - 松). Como el estrés tiende a agravar todas las patologías y lleva a nuestros órganos y funciones a un desgaste físico excesivo, degenerando en un estado de malestar y desequilibrio emocional, debemos trabajar la relajación activa, es decir, regular nuestro cuerpo para usar la tensión mínima necesaria para la acción que estemos realizando en cualquier momento. Dado que cuerpo, respiración y mente son indivisibles, esto implica también regular la estructura corporal, regular la respiración (haciéndola, poco a poco, más fina, silenciosa, uniforme, lenta, profunda, …) y, a su vez, “soltar la mente” de pensamientos y distracciones, pudiendo usar, para ello, distintas imágenes y visualizaciones, como por ejemplo imaginando que el cuerpo se va vaciando a través de los pies de un fluido pesado y sucio, o realizando ejercicios vibratorios o sacudidas en las que se imagine como polvo o arenilla que se desprende del cuerpo y cae al suelo (polvo que simbolizaría preocupaciones, tensiones o malestares), entre otros muchos. Quizá para muchas personas eso de “soltar la mente de pensamientos” pueda resultar complicado, apoyándose en la famosa frase de Descartes «cogito, ergo sum» («pienso, luego existo»). Sin embargo, esta argumentación filosófica tiene, en mi opinión, un serio defecto, pues puede llevar a la errónea afirmación de que «si dejas de pensar, dejas de existir». Tendemos, por tanto, a identificarnos con nuestros pensamientos. Decía Lao Tzu: «quien se identifica con el Tao, se une al Tao; quien se identifica con la virtud, se une a la virtud; quien se identifica con el defecto, se une al defecto». Así pues, si alguien se termina identificando con pensamientos como «soy débil, soy incompetente, no valgo para nada, la gente es mala, este mundo es un asco, …» puede terminar entrando en un círculo de negatividad y sufrimiento en el que el cuerpo se terminará poniendo rígido, el Qi no fluirá bien a través de los canales y derivará en desequilibrio físico y emocional, malestar e incluso enfermedad. El Taichi y el Chikung buscan llegar, a través del movimiento, a un estado de quietud, serenidad y tranquilidad (Jìng - 靜), en el que se genera un estado de autoprotección del cuerpo y la mente ante las molestias externas y las distracciones, evitando pérdidas de energía innecesarias, permitiendo a nuestro sistema nervioso y a la mente un descanso pleno y conectándonos también con la realidad del momento presente (aquí y ahora). Además, el cultivo de la quietud nos abre la comprensión de su opuesto complementario, el movimiento (Dòng - 動). Una instrucción tradicional del Taichi y el Chikung dice «durante el movimiento hay quietud, en la quietud hay movimiento» (dòng zhōng yǒu jìng, jìng zhōng yǒu dòng -動中有靜, 靜中有動). Finalmente, el practicante de Taichi y Chikung puede llegar a la vacuidad (Kōng - 空), un estado de meditación avanzado producto de un Jìng profundo, donde se está vacío de toda tensión interna y externa, del cuerpo y de la mente, y devolviéndonos al origen, la unidad con uno mismo y con el exterior y la claridad. Este estado favorece, también, la regulación de los Tres Tesoros (Sān Bǎo - 三寶), es decir, el Espíritu (Shén - 神), la Esencia (Jīng - 精) y la Energía Vital (Qì - 氣), llevando a la persona a un estado de equilibrio físico y mental, lo que se traduce en salud, bienestar y una mayor facilidad para ser propensa a la felicidad. Otro método utilizado en Chikung es utilizar la llamada “Sonrisa Interior”, considerada por la alquimia taoísta como una de las mejores prácticas para liberarnos del estrés y la ansiedad. Desde el punto de vista de la medicina occidental, sonreír ayuda a liberar tensiones y provoca el incremento de endorfinas, reduciendo el cortisol; bajando los niveles de cortisol podemos reducir los sentimientos y emociones negativas. Reír expande también los pulmones, estira y relaja los músculos del cuerpo y estimula la homeostasis; esto ejercita el cuerpo y repone el oxígeno de las células. Además, reír ayuda a aligerar emociones. Asimismo, una sonrisa pone en movimiento cerca de 400 músculos, incluidos algunos del estómago. También está demostrado que la risa reduce el colesterol en la sangre. Y destacable es el hecho de que las personas que ríen suelen vivir más años y, de hecho, son más felices. Con la sonrisa también liberamos adrenalina (componente que incrementa la creatividad y la imaginación), dopamina (que favorece la agilidad mental) y serotonina (que posee efectos calmantes y disminuye el hambre y la ansiedad). Desde el punto de vista de la filosofía taoísta, se dice que al sonreír los órganos segregan una sustancia que alimenta todo el cuerpo, mientras que emociones como el miedo y la rabia crean toxinas que bloquean el paso del Qi afectando la salud de los órganos y el cuerpo en general. Por ello, la práctica de la Sonrisa Interior consiste en observar y regular nuestra estructura corporal y nuestra respiración y calmar la mente recordando algo o alguien que nos evoque bienestar y felicidad y dibuje una sonrisa en nuestro rostro. Teniendo presente esa sensación de alegría y visualizando el dibujo de la sonrisa en nuestra cara, se lleva esta imagen a todo el cuerpo, incluyendo músculos, órganos y entrañas, esqueleto, etc…, proyectando felicidad a cada célula de nuestro cuerpo y agradeciendo, cariñosamente, la función que realiza para nosotros. El Qi no está solamente en el cerebro o en el corazón, sino que circula por todo el cuerpo; si el Qi está sano, todo el sistema (mente, cuerpo, respiración, emociones) estará sano. INVESTIGACIONES Ha habido innumerables investigaciones sobre los beneficios de estas prácticas en la depresión, la ansiedad, la capacidad cognitiva, la inflamación, la función inmune, la artritis, tratamientos de apoyo contra el cáncer, la salud pulmonar, enfermedades cardíacas, el equilibrio, la capacidad aeróbica, la fuerza, la densidad ósea, la fibromialgia y la diabetes, por citar algunas. Un buen número de investigaciones están relacionadas directamente con la práctica del Taichi y el Chikung y sus beneficios en la mejora de la ansiedad, la depresión y otras dolencias o enfermedades afectivas y emocionales. Un número relativamente pequeño de los estudios se ha centrado en el uso de la Meditación en Movimiento para la mejora de la ansiedad y la depresión, mientras que un mayor número de estos estudios ha investigado los beneficios sobre la meditación sentados. Uno de los mejores estudios fue llevado a cabo por Wang Jisheng en el Instituto de Psicología de la Academia de Ciencias de China. El Dr. Wang evaluó la salud mental de 153 individuos que habían practicado Chikung durante menos de dos años (grupo 1) comparado con 119 individuos que habían practicado Chikung durante más de dos años (grupo 2). El grupo 2 obtuvo una puntuación positiva (p<0.05) en tales áreas representando menos características obsesivo-compulsivas, ansiedad o ansiedad fóbica, y unos buenos indicios generales de salud mental. Se encontró una significación estadística mayor cuando se comprobaron los resultados obtenidos con otros (p<0.01). El grupo 2 mostraba más sensibilidad interpersonal, menos depresión o psicosis y unas mejores puntuaciones medias. Wang dedujo que un período de práctica más prolongado tenía efectos positivos en la mayor parte de los aspectos de la salud mental. Wang también investigó el efecto del Chikung sobre el comportamiento de Tipo A (agresivo, estresado, presionado por horarios y planificaciones), que además es considerado como un factor de riesgo en las enfermedades cardíacas. En un estudio realizado sobre 233 personas, 89 de ellas practicantes de Chikung y 144 no practicantes, Wang administró un cuestionario de Tipo A a todos los individuos. El porcentaje de comportamiento de Tipo A en el grupo de Chikung fue de un 23,43%, comparado con un 51,39% en el grupo de control. Un estudio llevado a cabo por Shgemi Hayashi, del Instituto Sino-Japonés de Chikung, ha revelado que la práctica del Chikung desemboca en estados subjetivos de bienestar emocional. Basándose en un sondeo sobre 226 practicantes japoneses de Chikung, se pudo observar que aporta estabilidad emocional, mayor alegría de vivir, un descenso del egoísmo, una actitud mental más abierta, un aumento del entusiasmo y de la fuerza de voluntad, así como un mayor interés por el prójimo. Hayashi menciona que se han hallado beneficios parecidos en los estudiantes de la Escuela de Chikung de Aosora, quienes practican Chikung durante media hora diariamente antes de ir a trabajar, enumerando mejoras en la claridad mental, fuerza de voluntad, salud y felicidad. De estos y otros muchos estudios se concluye que, en general, la práctica del Taichi y el Chikung puede reducir las medidas de estrés, ansiedad y depresión comparándolas con las medidas de los grupos control. No obstante, y dada la falta de normalización de estas prácticas y la poca importancia que hasta ahora se le ha dado por parte de la medicina convencional, se ve la necesidad de realizar estudios científicos mucho más completos, rigurosos y concluyentes. CONCLUSIÓN El Taichi y el Chikung contemplan las emociones desde un punto de vista diferente al de la psicoterapia convencional, pues tienen en cuenta el modo en que las emociones afectan a la postura, la respiración y la salud de órganos internos y vísceras. El Chikung, en vez de observar únicamente los problemas psicológicos en términos de influencias pasadas o comportamientos presentes, se centra también en los bloqueos energéticos actuales. Es razonable deducir, por tanto, que trabajar conjuntamente los problemas físicos, respiratorios y mentales hacen que la mente se haga más clara y más capacitada para enfrentarse a los problemas personales o para encontrar soluciones a los conflictos que surjan. Y es necesario destacar, del mismo modo, la necesidad de que terapias convencionales y otra serie de terapias mal llamadas “alternativas” sean capaces de ir por el mismo camino complementándose y enriqueciéndose mutuamente. Asimismo, la salud mental normalmente es el resultado de una mejor salud física. La relajación activa puede fomentar la liberación y resolución de aspectos emocionales desde dos perspectivas complementarias: por un lado liberar la tensión hace que las emociones bloqueadas dentro de los músculos también se liberen y, por otro, la relajación física genera una reducción de la velocidad del metabolismo, un pulso más lento, una respiración más lenta y relajada y unas ondas cerebrales más pausadas. Estas ondas cerebrales con menor velocidad corresponden a la abertura de los rígidos lazos entre la mente consciente y la inconsciente, de modo que podemos llegar a ser más conscientes de las emociones reprimidas o inhibidas y, posiblemente, expresarlas y liberarlas de manera adecuada. Las investigaciones sugieren que la práctica correcta del Taichi y el Chikung tiene efectos positivos sobre una amplia gama de dolencias no solamente físicas, sino también mentales, y puede conducir a avances significativos en el desarrollo de nuevos tratamientos contra enfermedades relacionadas con la salud mental, como el estrés, la ansiedad o la depresión. El Taichi y el Chikung están enormemente influenciados por la filosofía taoísta. Decía Lao Tzu: «abraza el trozo de madera sin tallar». Aprender, por tanto, a reconocer los propios desequilibrios, aceptarlos y, a partir de ahí, poner en práctica los principios del Taichi y el Chikung (también en la vida cotidiana) puede ayudar a las personas con estrés, ansiedad, depresión y otras enfermedades mentales a avanzar por el camino hacia su salud física y mental a paso lento… pero seguro. Manuel Rodríguez Salvador REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) - Organización Mundial de la Salud (OMS) - FONSECA MARANTE, YOSAMNE (2010). “El estrés psicológico y sus principales formas de expresión en el ámbito laboral”. Edición electrónica gratuita. - CASTELLANOS OLIVARES, FÉLIX. “Instrucciones tradicionales para Tàijí Quán y Qì Gōng”. Escuela Tantien. - COHEN, KENNETH S. (2004). “El Camino del Qigong: el arte y la ciencia de la curación energética china”. Ed. La Liebre de Marzo. - PAYNE, PETER AND CRANE-GODREAU, MARDI. “Meditative movements for depression and anxiety”. |
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