Alcanzar la vacuidad es el principio supremo,
conservar la quietud procura seguridad; los infinitos seres se desarrollan profusamente, y yo contemplo su retorno. Innumerable es la variedad de los seres, y todos retornan a su raíz. Esto se llama ‘quietud’. Quietud es retornar a la propia naturaleza. Retornar a la propia naturaleza se llama lo permanente; conocer lo permanente es clarividencia; si no conoces lo permanente, en tu ciego obrar hallarás la desgracia. Sólo conociendo lo permanente es posible abarcarlo todo; sólo abarcándolo todo se puede ser ecuánime; sólo siendo ecuánime se puede ser universal; sólo siendo universal se puede alcanza la unión con el Cielo; sólo unido al Cielo se puede alcanzar la unión con el Dào; sólo hecho uno con el Dào se puede perdurar. Desaparecido el yo, cesa todo sufrimiento. (Dào Dé Jīng, cap. 16. Traducción de Iñaki Preciado Idoeta)
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Manuel RodríguezEterno aprendiz... Archivos
Septiembre 2024
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