Todo comenzó, o acabó, en los años sesenta, mayo de 1968, incluso antes. Era el canto del cisne de la modernidad. Aquella modernidad inefable con su arte de vanguardia, su marxismo y su psicoanálisis; aquella modernidad provinciana, patética y redentorista, la de la subversión permanente, de cuando había que estar siempre rompiendo códigos y asuntos por el estilo. Yo viví un poco el apogeo/estertor de aquella modernidad en California. Primero fueron los coléricos Allen Ginsberg y Jack Kerouac, pero también el dulce Ferlinghetti y el loco Gary Snyder. Venían de Whitman, amaban a Charlie Parker, citaban a Blake: «el camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría». Predicaban el desbloqueo de la percepción. Guerra a las posturas squares, a la respetabilidad puritana de la clase media, pero también a la beatería escatológica de la izquierda tradicional. Finalmente, los beat abocaron en los hip, los cuales se dispersaron en comunas. Los hip se dieron a conocer en San Francisco y uno los veía merodear, allá por 1966, en Haight Street esquina Ashbury Street, y por un tiempo aquello fue el disloque: turn on, tune in, drop out. Consignas del enfebrecido Timothy Leary. Free Speech Movement. Zen approach. Joan Baez: We shall overcome. Bob Dylan: cuántos caminos tiene que recorrer un hombre antes de que se le pueda llamar hombre. Revolución cultural que, paradójicamente, hundía sus raíces en la tremenda inocencia ideológica de los norteamericanos. Para un espectador que venía de Europa aquello era lo más sorprendente: el candor sociopolítico, la falta de cinismo, la espontánea puesta en práctica de las propias convicciones. Poca teoría política bajo los movimientos contestatarios. Algunos citaban a Marcuse, pocos le habían leído. Se rechazaba globalmente, por instinto, la ideología tecnocrática, o socialista del progreso y se exigía el paraíso ya. Paradise now. De ahí a la droga, claro está, sólo había un paso. La droga era entonces el LSD. También las anfetaminas (speed) y la marihuana. La droga la tomabas, a veces, sin enterarte, porque te invitaban a cenar y la metían de matute entre los alimentos, y así, inesperadamente, viajabas. Pero la droga acabó siendo irrelevante, y el propio Aldous Huxley, antes de morir, desaconsejaba enérgicamente su uso. Allí lo que importaba era la complejidad de un movimiento, aparentemente candoroso, que remitía a la tradición subterránea, que recogía mil genealogías dispersas, que configuraba una matriz híbrida, que hacía referencia a una cultura sin pecado original. Era el mensaje más genuino del inimitable Alan Watts: el taoísmo subterráneo de Occidente. (Que en el fondo entroncaba con la propia tradición de la democracia norteamericana, con el espíritu de los padres fundadores, con la desconfianza instintiva hacia el Estado). Por fin se decía en voz alta que existen mil alienaciones aparte la económica. Se ponía en solfa la ideología del progreso puro y duro, la falacia del tiempo y de la historia. Se descubría, se redescubría, que la naturaleza es más inteligente que el hombre. Y ya digo que nadie explicaba esto mejor que el finísimo Alan Watts. Elocuente, paradójico, atrayente, seductor, menudo de estatura, delgado de cuerpo, alargado de cabeza, barba de chivo, ojos vivísimos, aire de predicador callejero, el gurú tramposo, the epicure who drank much, comenzaba por no tomarse en serio a sí mismo. Decía: «cuando uno se pone demasiado serio, sea a propósito del sexo, sea a propósito de la religión, comienzan los crímenes». Watts, más que nadie, incorporó el Zen y el taoísmo dentro de la propia tradición occidental. «El misterio de la vida no es un problema por resolver, sino una realidad que experimentar». Watts predicaba/practicaba el principio taoísta de que no hay nada más inhumano que las relaciones humanas basadas en la moral, o sea, en la abstracción. Watts había penetrado en lo más profundo de la paradoja del taoísmo/budismo, que es la paradoja de la condición humana, la trampa ambivalente del lenguaje, el bucle extraño de la autoconciencia. Era la voz del taoísmo (también del budismo zen): el brinco a la inocencia, la ecológica superación de las fronteras y las dualidades. Pero ya se sabe que en Occidente apenas hay tradición taoísta. Una vez escribí un artículo en esta misma tribuna (El anarquismo como taoísmo), donde explicaba que únicamente un cierto pathos libertario tiene que ver con la recuperación de la inocencia taoísta. El refinamiento coactivo, abstracto, de las sociedades con Estado, con capitalismo, con división de trabajo, con sistema monetario, donde la realidad acaba siendo sustituida por símbolos y modelos, eso exige que haya un dinamismo contrario, algo que nos permita recuperar, o al menos atisbar, la no-dualidad de lo real en sí mismo. Sólo muy recientemente, y a menudo con caricaturas burdas, reaparece en Occidente una actitud sin sentido del pecado. Donde las personas no piden disculpas por ser como son. Donde la introspección no conduce, como en San Pablo, en San Agustín, en Lutero o en Kierkegaard, a la vergüenza de uno mismo. Pero la matriz judeocristiana es persistente. Aquí, en Occidente, todavía lo más frecuente es pensar que la moralidad sólo puede asentarse en la culpa. Quiero decir que, casi por definición, Occidente es culpa. Fisura. Autodesprecio antropológico como contrapartida de la sumisión. Escritores aparentemente rebeldes como Kafka, Faulkner, Joyce, Becket, Sartre, nos recuerdan constantemente que el mundo es hostil y el hombre es pecador. Sean o no judíos, todos siguen la tradición bíblica, la cultura del pecado, o sea, de la sumisión. El psicoanálisis cómo pesquisa de culpas enterradas en el inconsciente no pretende alcanzar la inocencia sino un mero encaje entre culpa, mente y ego. De modo que, en Occidente, intentar ser taoísta es complicado. Faltan cómplices y sobran simplificadores. ¿Quién puede ser inocente después de Auschwitz? Recuerdo una comida en Ampurias, frente al Mediterráneo sabio, con Javier Solana, Inmaculada de Habsburgo, Xavier Rubert de Ventós y otros amigos. Solana era ya ministro español de Cultura. Así que le dije a Solana: «puesto que nadie sabe para qué sirve un Ministerio de Cultura, ¿por qué no se dedica una parte del presupuesto para diseñar un espacio cultural sin sentimiento de culpa?». Y he aquí que saltó inmediatamente Xavier Rubert de Ventós: «pero si en la vida sólo hay sentimiento de culpa y cuatro cosas más». Era la voz de Occidente. Occidente judío, cristiano, existencial, patético, conflictuado, dualista, emprendedor: huimos de la culpa haciendo historia. Nuestro arrepentimiento es esa fuga hacia adelante que llamamos progreso. Pilares de la vieja sociedad industrial, renuncia a las pulsiones instintivas, Sigmund Freud y los grandes a priori de nuestra cultura, con o sin ministerio de la ídem. Y ésa es la dificultad de ser taoísta, que es la dificultad de ser inocente, que es la dificultad de desaprender todo lo que hemos aprendido, que es la dificultad de liberarse de las trampas del lenguaje ordinario. Todo ello de manera crítica y no ingenua. En el bienentendido que la espontaneidad humana se alcanza cuando los verbos se hacen intransitivos, cuando, superadas las defensas del ego, uno deja que las cosas se organicen por sí mismas, suprimida la frontera entre lo natural y lo artificial, donde la inocencia también es picardía; la ciencia, arte, y todo forma parte de un proceso múltiple, disperso, creador e imprevisible, presidido por el paradigma de la autoorganización. Salvador Pániker
Publicado en El País, 23 de Septiembre de 1987
0 Comentarios
¿Qué puede significar el anarquismo hoy? Comencemos dando un rodeo. Sostenía Alan Wats que es una verdadera catástrofe cultural el hecho de que en Occidente no exista una tradición taoísta frente a la tradición digamos confusionista que es siempre la tradición oficial. Y oficializada. Al privilegiar de manera exclusiva el orden social establecido se provocan las inevitables actitudes irracionalistas tan características de la historia occidental. Dicho de otro modo: al no haber una tradición de descodificación de la conciencia, el código se hace intolerable, y lo que es más grave, nace un fuerte sentimiento de disconformidad con lo real. Con el origen. Un ejemplo de lo que quiero decir nos lo proporciona una mala asimilación del glorioso legado de la ciencia. Cuando no hay una tradición taoísta, o si lo prefieren mística, la ciencia sólo aboca a una visión frustrante y cuasi irreal. El convencionalismo, la teoría lingüística de que las verdades lógicas son verdaderas por convención, no encuentra su contrapartida real. Bertrand Russell hizo una célebre declaración: «La matemática es la disciplina en la que nunca sabemos de qué estamos hablando ni si lo que estamos diciendo es verdad». La frase es extrapolable. Se comprende, pues, la tentación totalitaria, el mito que censura todas las incertidumbres. Hay una protesta latente contra un simbolismo que termina diluyendo la realidad y se busca la salvación en un simbolismo absoluto: lo teológico, lo totalitario. Pues bien; el anarquismo puede ser considerado como un movimiento que cobra sentido en este contexto. El anarquismo ha venido a suplir al taoísmo. El refinamiento coactivo, abstracto, de las sociedades con Estado, con capitalismo, con división de trabajo, con sistema monetario, nos aleja del intercambio concreto, real, entre hombres, personas y cosas. Cuando el anarquismo tiende a la supresión de la moneda (ese símbolo abstracto que precedió incluso a la aparición de los primeros alfabetos sofisticados y ya no ideográficos) tiende al origen. La oculta intuición del anarquismo es ésta: la sofisticación simbólica, la división del trabajo, la edificación del Estado,el centralismo, sólo tienen sentido si -al ser superados- nos devuelven críticamente a un origen donde vuelva a reinar la diversidad, la estructura no jerárquica, la espontaneidad no programada, no simbolizable, y todo ello sin pagar los costes que los pueblos salvajes pagaron por ello. Dicho de otro modo: el anarquismo sólo tiene sentido en la medida en que se inscriba en una filosofía de la ambivalencia. Orden artificial y orden natural Del mismo modo que no existe (ni probablemente cabe) una teoría económica del anarquismo, tampoco puede haber un sistema anarquista. Cabe, eso sí, una aspiración a recuperar los valores de una sociedad agraria, pero sin ingenuidad. A mi juicio, la ingenuidad del anarquismo histórico procede del planteamiento, ya expresado por Bakunin, de que detrás de un orden artificial perverso existe un orden natural bueno. O dicho con la célebre terminología de Tonnies: consiste en distinguir todavía entre Gesellschaft y Gemeinschaft. Pero ¿por qué la comuna o los llamados grupos espontáneos iban a ser entidades más naturales que la empresa organizada? El mal no está en la empresa ni en la organización, sino en la forma no ambivalente de la empresa y de la organización. El mal está en imponer el orden sin dejar ningún margen para su correspondiente desorden. La solución está en que la complejidad nos aproxime al origen, en que lo simbólico sirva para desprenderse de lo simbólico: la escalera de Wittgenstein. Lo que diferencia a la democracia del totalitarismo es una mayor sofisticación simbólica que hace posible una paradójica mayor interrelación real entre los hombres. Nadie discute que el Estado moderno -que todavía hoy es el Estado hegeliano- coacciona a los individuos. Lo que ocurre es que hay que entender el Estado no como un estado, sino como un proceso. El Estado democrático es aquél que permite que se denuncie la coacción de todo Estado. A partir de aquí, el Estado democrático puede ir aproximándose a la libertad por la vía de la sofisticación retroprogresiva. Y sólo en el límite, lo que hoy entendemos por Estado podrá ir, efectivamente, «al museo de antigüedades», como quería Engels. Porque el caso es que no cabe el retorno a un realismo ingenuo. He aquí por qué los propios anarquistas deberían ser hoy conscientes de que ya no es posible la vuelta a un estado de inmediatez prenacional con la natura. En primer lugar, porque no existe la natura. El anarquismo habrá de presentarse, en el futuro, más como el polo de una ambivalencia que como un ideario a realizar: precisamente como la indispensable dimensión desordenada de la realidad social. El anarquismo ha de entenderse como el taoísmo de Occidente, la descodificación de la conciencia. El anarquismo nos recuerda que la última función de lo simbólico es liberarnos de lo simbólico: devolvemos a la realidad que fluye. El anarquismo es enemigo de la abstracción. También lo era Lao-Tsé, de quien son estas palabras: «Suprimid la sagacidad, descartad la pericia, y el pueblo se beneficiará cien veces; suprimid el humanitarismo, descartad la justicia, y el pueblo recobrará el amor a sus semejantes». El anarquismo es, pues, una contrapartida de lo teórico, una dimensión de la política, una fuente de descodificación, un antídoto contra la rígida conciencia socializada, una rebelión contra los símbolos interpuestos. También lo dijo Lao-Tsé: «La verdadera virtud no es consciente de sí misma». Traslademos la frase: el verdadero anarquismo no es ningún sistema, sino más bien una indispensable dimensión no programada de cualquier sistema estable. Un síntoma de buena salud. Salvador Pániker
Publicado en El País, 10 de Julio de 1982 Texto extraído y adaptado por Paco Caracuel de la transcripción del primer curso del ciclo Tao de la Armonía, impartido por Alain Baudet y titulado El Hombre entre el Cielo y la Tierra, y publicado en la Revista de Medicinas Complementarias nº 79 Tao de la Armonía Alain Baudet Vamos a comenzar por hacer un descubrimiento del concepto, aunque no me gusta el término concepto porque, de hecho, es un anticoncepto. Cuando hable de concepto debéis pensar en anticoncepto y descubrir la finalidad de esta práctica para vosotros mismos.
El Hombre entre la Tierra y el Cielo. Podéis pensar que esto quiere decir todo y no quiera decir nada. Pero, en relación a la tradición taoísta, al concepto energético, es todo un proceso de despertar de la conciencia, de trabajar sobre la estructura, de situarse, de ponernos en relación con la Tierra y el Cielo, de organizar las energías psíquicas del Hombre… ¿Por qué Tao de la Armonía? TAO (Dào): «El Tao del que se puede hablar no es el Tao verdadero». A nivel de nuestra vida, de nuestro paso sobre la Tierra, el Tao representa el camino de la vida. Un día decidimos hacer una práctica, seguir una enseñanza, tomamos una forma de conducta, una ética, dar un sentido a nuestra vida. Cuando vivimos una situación que nos afecta, que nos ha herido, cuando hemos tocado fondo…eso nos hace comenzar de nuevo, nos pone en camino y nos hace dar un sentido más profundo y útil a nuestra vida. La traducción de Tao es sentido o dirección; dar un sentido, dirección o meta a la vida, en la vida. Esto ocurre sólo en el momento en que ya estamos preparados. Y, de hecho, nos damos cuenta de que el camino (Tao) no tiene meta, porque la meta es caminar. Y si uno piensa que ya ha llegado a algún lado, debe escapar, porque la situación es grave. Corre el riesgo de agarrarse a una práctica, a un despertar, a cualquier cosa…y ahí estamos en peligro. De hecho, en el budismo, hay una pequeña historia que cuenta que si estás en el camino y llegas a un lugar en el que no ves a Buda, debes continuar. Pero si llegas a un lugar y ves a Buda, debes escapar rápido, porque puedes estar en peligro. Realmente no es peligroso, simplemente corremos el riesgo de creernos alguien perfecto, que ha llegado a la perfección, que es un iluminado, que ya no tiene preguntas que hacerse. Es un hinchamiento del ego. Muchas veces lo que ocurre en el arte marcial o en el arte en general, es que hay personas que se creen un poco particulares. Lo que ocurre es que el ego se ha hinchado. Y eso es peligroso. La Vía a lo que lleva es a la simplicidad. Vamos a lo esencial, hacia otra visión del mundo. Y nunca hay que pararse, porque la visión corre el riesgo de hacerse pequeña. El camino es la meta, nunca se llega. ARMONÍA: A lo mejor es bueno dejar de estar siempre en conflicto, en la dualidad. Muchas enfermedades actuales están ligadas a ese sentimiento de autodestrucción. La vida, nuestras memorias, nuestra conciencia de vida han falseado la visión justa de la realidad. Vivimos en el conflicto, en la dualidad, en cierta ignorancia, que es una ignorancia sabia porque sabemos muchas cosas, pero que no las comprendemos con nuestra profundidad. Necesitamos encontrar un equilibrio, una armonía, unirnos a la Tierra. La Tierra es la fuerza de la armonía, del equilibrio; es el humus, la raíz de la humildad. Necesitamos encontrar esas fuerzas en nosotros, desarrollarlas, potenciarlas, aceptar vivir de manera armoniosa, en paz con nosotros mismos, aunque no sea perfecto, pero por lo menos tendremos esta paz interior y no necesitaremos pedir o buscar la paz exterior. Tao de la Armonía es el concepto que no es concepto. Es poder crear el ejercicio querido en el momento deseado… hacer lo que tenía que hacer en el momento que tenía que hacerlo, estar presente en el momento presente. Hacer lo que tenía que hacer cuando tenía que hacerlo y olvidarlo después. Es todo el ser que se va a despertar y va a desarrollar su sensibilidad. Vamos a utilizar el Chikung (Qigong), la respiración, la meditación….Nos vamos a situar en este contexto, intentaremos ver la idea de la estructura psíquica del Hombre en relación con la energética china y también desde el punto de vista occidental. Nuestro gran problema es que sabemos demasiadas cosas o no sabemos bastantes; o que no tenemos confianza en nosotros mismos. Cuando uno crece en energía vital, nuestra confianza aumenta y se afianza. A la vez dudamos, pero en la profundidad tenemos confianza y somos capaces de hacer cosas extraordinarias. Utilizamos una parte muy pequeña de nuestras capacidades cerebrales, entre un 3 y un 15%. Las demás, duermen. Cuando uno tiene confianza en sí mismo, se da cuenta de que es capaz de hacerlo. Esta exigencia requiere práctica. Aprender y olvidar. Somos mucho menos ignorantes de lo que pensamos….Y si tenemos técnica detrás y sabemos olvidarla, es genial. Toda la meta de los ejercicios que se realicen es volver a encontrar nuestra potencialidad, reencontrar nuestras capacidades y concentrarse, estar en la atención de la presencia de lo que hay, tener confianza, estar unido a la Tierra, centrados en nuestro eje. De hecho, son cosas muy concretas, son técnicas precisas. La práctica normal de Chikung es algo muy exigente. El Chikung no es un producto de consumo, no es algo sólo lúdico, un divertimento, una moda. Es un camino de evolución personal. Poco a poco vamos a trabajar sobre nuestra alquimia interna y nos transformaremos. Y transformándonos, uno se vuelve otra persona. No alguien extraordinario y perfecto, sino uno mismo, el que es realmente, con las imperfecciones, los defectos…No se trata de hacer superhombres o superhumanos, sino gente que se conoce a sí misma. No es algo egocéntrico. Si uno quiere abrirse verdaderamente a los demás de una manera no neurótica, sino de una manera completamente nueva y gratuita, debe conocerse y amarse a sí mismo; tener la fuerza de dar… Y practicar. No necesariamente Chikung, hay otras vías. Pero para nosotros, ya que practicamos Chikung, ésta es nuestra herramienta, el útil adaptado a este tipo de búsqueda. Aunque tampoco debemos aferrarnos demasiado a las herramientas. El artesano respeta sus útiles porque la obra de arte va a salir a través de ellas. Pero es importante no aferrarse a ellas: mi técnica, mi tai chi, mi dios…..¡es de todos! «Un viaje de 1000 Km comienza con el primer paso» (Lao Tzu) Los lunes y miércoles del 1 al 27 de Julio, de 10:00 a 11:30 horas, impartiré un curso de Iniciación al Taichi en el Antiguo Cauce del Río Turia de Valencia, a 100 m. del Puente del Real (ver mapa).
El Taichi es un antiguo arte marcial interno de origen chino que se ejercita mediante movimientos suaves y armoniosos en combinación con la respiración y la intención, lo que permite el desarrollo de la relajación activa, la concentración mental, la coordinación y el desarrollo de una respiración consciente y profunda. Está vinculado directamente con algunos conceptos de la filosofía taoísta, como el Yin y el Yang y, por sus aplicaciones terapéuticas, con aspectos de la Medicina Tradicional China. El Taichi es también un método de autoconocimiento y control de nuestro cuerpo, emociones y pensamientos: una técnica de meditación en movimiento. El curso de iniciación al Taichi costará 40€, tendrá una duración total de 12 horas y servirá como introducción a este arte centenario a través de una rutina de movimientos corta y sencilla en la que moveremos gran parte de las cadenas musculares, profundizando en la respiración, la intención y la meditación en movimiento. «Bisagra que se mueve no se oxida, agua que fluye no se estanca» (Dr. Hua Tuo, 145-208 d.C). El pasado 28 de Mayo, en los Jardines del Real - Viveros, miembros de la Asociación de Jubilados del Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Valencia realizaron una exhibición de Taichi Chuan y Chikung con motivo del final del curso 2014-2015. Tras varios ejercicios de preparación del cuerpo y de apertura articular, y frente a la atenta mirada de familiares, amigos y viandantes, el grupo realizó de manera coordinada, suave y armoniosa los movimientos de Baduanjin (las Ocho Piezas de Brocado), una de las formas de Chikung dinámico más conocidas tanto en China como en Occidente donde, a través del movimiento, se combina el estiramiento y relajación corporal, la respiración profunda, la intención mental y la concentración en determinados puntos y canales de acupuntura, activando así la circulación sanguínea, incrementando la vitalidad y nutriendo los órganos internos. El origen de esta tabla se atribuye al general Yue Fei (1103-1142 d.C.), importante personaje de la historia y las artes marciales chinas. Inmediatamente después de finalizar esta tabla de Chikung, se ejecutó la forma de Taichi Chuan del estilo Yang de 5 movimientos desarrollada por los maestros Wang Xiaojun y Félix Castellanos, cuyos movimientos combinan cinco de los ejercicios más típicos del estilo Yang desplazándose en las seis direcciones (avanzar, retroceder, caminar a izquierda y derecha, subir y bajar, añadiendo patadas frontales para mejorar el equilibrio), de modo que, con pocos ejercicios, se consigue mover gran parte de los grupos y cadenas musculares y, a la vez, la sangre y la energía vital (qì) por los diferentes canales de acupuntura y vasos. Esta tabla de movimientos sirve, además, como introducción a otras más largas, como la conocida forma de 24 movimientos de estilo Yang. Tras la exhibición hubo tiempo para disfrutar de un rato de masaje colectivo, realizar algunas fotografías de grupo y finalizar la mañana con una comida de hermandad, donde, en un ambiente fraterno, hubo risas, anécdotas e intercambio de regalos. La práctica correcta del Taichi y el Chikung desarrolla de la conciencia corporal, lleva a una mejor postura física, mejora la flexibilidad, aumenta el equilibrio, ayuda a respirar mejor y fomenta la armonía y paz interna, entre otros muchos beneficios. En el colectivo de los Adultos Mayores supone, por tanto, una práctica muy recomendable. Las clases de Taichi Chuan y Chikung, que se retomarán el próximo mes de Octubre, tienen lugar los martes y jueves de 10:00 a 11:30 y de 11:30 a 13:00 horas en el Salón de Actos del Ilustre Colegio Oficial de Enfermería de Valencia (C/ Polo y Peyrolón 59) y están dirigidas por el profesor Manuel Rodríguez.
«"The Potter" (el Alfarero) es una criatura antigua que da vida a la arcilla. En su cuidado está un aprendiz que desea aprender el secreto. Ésta es su historia...» (Josh Burton)
Mantén las Trece Posturas; no las olvides. Cuando desees moverte, empieza desde la cintura. Sé sensible a los cambios, al más ligero cambio de lo lleno a lo vacío. Así dejaras que el Qì circule como un fluido por todo tu cuerpo, sin cesar. Invisible en el abrazo de la quietud yace el movimiento; y dentro del movimiento la quietud se oculta. Busca, por tanto, lo que está quieto dentro del movimiento. Si puedes abordarlo, los descubrimientos serán tuyos cuando te enfrentes al oponente. Que todo movimiento se llene de conciencia y significado. Si puedes hacerlo, el esfuerzo del no esfuerzo aparecerá. Nunca abandones la atención a la cintura. Cuando el abdomen esté ligero y libre, el Qì se estimulará. Cuando las vertebras inferiores estén erguidas, el espíritu se elevará a la parte superior de la cabeza. Todo el cuerpo debe ser flexible y suave, la cabeza suspendida como si colgara de arriba por un solo cabello. Permanece despierto, buscando el significado del propio Taiji. Si el cuerpo se dobla o estira, si se abre o se cierra, que el camino natural sea tu camino. Al principio, los estudiantes escuchan las palabras de su maestro, pero con cuidado y esfuerzo aprenden a aplicarse, y entonces la habilidad se desarrolla por sí sola. ¿Quién puede decirme cuál es el principal principio del Taiji? La mente despierta viene primero y el cuerpo le sigue. ¿Quién puede decirme cual es el significado y la filosofía del Taiji? Juventud eterna y una vida larga y saludable, que significan una primavera siempre presente. Cada una de las palabras de esta canción es valiosa y te importa; si no escuchas sus palabras, y no las sigues, seguramente desperdiciarás tu vida. Anónimo
«Coloca una carpa en un estanque en cuyo centro haya una piedra; coloca otra carpa en un segundo estanque, éste sin esa piedra. En el primero, la carpa nadará en torno a la piedra, la que le procurará un ejercicio constante sin que por ello se ponga en duda su resistencia. Esa carpa se hará grande antes que la del otro estanque: esto se debe a tener que repetir "constantemente" el mismo ejercicio». (Okada Torajido)
El Taichi Chuan y el Chikung pueden constituir un método preventivo y representar una vía terapéutica complementaria de utilidad para mejorar la salud de quienes sufren Trastornos Límite de la Personalidad (TLP). El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), también llamado limítrofe o fronterizo, es definido por el DSM-IV como «un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico y relaciones interpersonales caóticas». El perfil global del trastorno también incluye típicamente una inestabilidad generalizada del estado de ánimo, de la autoimagen y de la conducta, así como del sentido de identidad, que puede llevar a periodos de disociación. Se incluye dentro del grupo B de trastornos de la personalidad, los llamados «dramático-emocionales». Es, con mucho, el más común de los trastornos de la personalidad. En un estudio piloto exploratorio bastante reciente realizado por José Javier Pedrosa y Ricardo Ros, del grupo DERSA (Deporte, Ergonomía y Salud) de la Universidad de Zaragoza, los investigadores han aplicado un programa que, a través del movimiento, integraba la regulación del cuerpo, la respiración y la mente, tal y como propone la práctica correcta del Taichi, el Chikung y el Mindfulness, siendo esto último una instrucción básica de las dos primeras disciplinas, en las que lo llamamos Guān (觀, observar).
El estudio se ha desarrollado durante tres meses en el servicio de psiquiatría de un centro hospitalario como actividad complementaria dentro del marco terapéutico global. Aplicado a un grupo de diez pacientes, se ha visto que esta práctica podría mejorar aspectos físicos y psicosociales, ya que tras la intervención han puntuado respirar bastante mejor (7/10), mayor disposición para sus actividades cotidianas (7/10), más facilidad para relacionarse con su entorno (5/10) y la valoran positivamente como complemento a su terapia individual (5/10). El estudio completo se puede leer aquí, a partir de la página 33. El maestro Wang Xiaojun, 4ª generación de Taichi Chuan del estilo Chen de Pekín (Xinjia) y doctor en Wushu (Kung Fu), impartirá cursos de Taichi Chuan, Chikung, meditación taoísta, ... en Valencia (España).
Del 10 al 26 de abril de 2015 ¡No pierdas esta oportunidad! Toda la información: http://www.escuelatantien.com/cursos-dr-wang-xiaojun-2/ «Los analfabetos del siglo XXI no serán aquéllos que no sepan leer y escribir, sino aquéllos que no sepan aprender, desaprender y reaprender» (Herbert Gerjuoy, citado por Alvin Toffler en “El Shock del Futuro”) Nan-in, un maestro japonés de la era Meiji (1868-1912) recibió cierto día la visita de un erudito, profesor en la Universidad, que acudió a preguntarle acerca del Zen. Nan-in le sirvió té. Vertió el líquido hasta llenar la taza del visitante y entonces, en vez de detenerse, siguió vertiendo té sobre ella con toda naturalidad. El profesor contemplaba absorto la escena, hasta que al fin no pudo contenerse más: - Ya está completamente llena. ¡No siga, por favor, no cabe una gota más! - Al igual que esta taza -dijo entonces Nan-in-, usted está lleno de sus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo puedo mostrarle lo que es el Zen a menos que vacíe primero su taza? Cuento Zen
INTRODUCCIÓN Como comentaba en el artículo "Diferencias entre Taichi y Chikung", «Chikung» y «Qigong» es exactamente lo mismo. Pese a que actualmente conocemos esta denominación, es común leer en algunos libros y páginas de Internet relacionadas con estas disciplinas el término «Daoyin» (a veces escrito «Taoyin», que es como se pronuncia) que lleva a muchos a pensar que es algo totalmente distinto. Precisamente ayer, paseando por una famosa feria en la que, entre otras cosas, se ofrecen servicios relacionados con la salud y el bienestar, me sorprendió gratamente encontrarme con un stand sobre el Taoísmo. Me acerqué a echar un vistazo y salió a mi encuentro un muchacho que, si bien al principio parecía majo, luego dio la sensación de que hablaba con cierto aire de superioridad. Con él inicié la (absurda) conversación que reproduzco a continuación: - Hola, ¿qué tal? Una pregunta, ¿sabes lo que es el Tao? - Sí, algo sé. - ¡Ah, vale! Tiene que ver con el Taoísmo y... - Sí, todo eso. Bueno, es que soy profesor de Taichi y Chikung. - ¡Ah vale, perfecto! Entonces... ¿conoces el "Daoyin"? - Sí, claro, es lo mismo que el Chikung. - No, hombre... el Chikung es de pie, pero el Daoyin es tumbado y... - Bueno.... el Chikung se practica de pie, sentado, tumbado, con posturas, movimientos, .... - No, no es así. El Daoyin es superior. (silencio incómodo...) - ¿Conoces a Mantak Chia? - Sí, un maestro de Chikung. - Primero apareció el Taichi, luego el Chikung y ahora está llegando el Daoyin. (nuevamente silencio...) - ¿Entonces no te interesa? - No, lo siento, no me interesa... ¿CUÁLES SON LAS DIFERENCIAS ENTRE CHIKUNG Y «DAOYIN»? La diferencia principal es la siguiente: NINGUNA En ocasiones uno de los mayores errores entre algunos practicantes de estas disciplinas es diferenciar entre «Daoyin» y «Chikung» como si fuesen distintas. Como explico en la sección de Chikung, este arte ha sido conocido por muchos nombres a lo largo de la historia, y «Daoyin» (Dǎoyǐn - 導引), que se pronuncia «Taoyin» (así es como se ve escrito en algunas páginas españolas) y significa «conducir/guiar la energía», es uno de ellos. El término «Qìgōng», que se menciona por primera vez en la dinastía Ming (1368-1644), comienza a usarse en su sentido especializado actual («el arte del cultivo del Qi») a mediados del s. XX. Por otra parte, es necesario aclarar que, aunque se pronuncian de forma muy parecida, no es lo mismo el «dǎo» de Daoyin (導), que significa «guiar o conducir», que el «dào» del Taoísmo (道), que se suele traducir como «senda o camino». En muchas páginas de Internet se dice que el Daoyin es la estructura interna del Chikung y Taichi, afirmando que es la base de estas dos disciplinas. Sin embargo, algunas de las definiciones de «Daoyin» que encontramos son las siguientes:
Curiosamente, todas estas definiciones y los beneficios que se explican son idénticos al «Chikung». CONCLUSIÓN Existen aproximadamente 15.000 formas, posturas, meditaciones, etc.., de Chikung, de modo que llámalo como quieras, incluso ponle un nombre «raro» si lo que deseas es dar un toque de secretismo o un aura mística y misteriosa a algo que hace mucho dejó de serlo, o imagina que el dominio del qì (energía vital) te llevará a lanzar un Kame Hame Ha si eso te va a hacer feliz. Ahora bien, ten claro que ninguno es mejor que el otro y que, le pongas el nombre que le pongas, es Chikung. «CHIKUNG» Y «DAOYIN» ES LO MISMO. PD: Este artículo no es un ataque ni pretende desprestigiar a ningún estilo o escuela de Chikung. Se trata, simplemente, de una aclaración que viene a raíz de la conversación que mantuve, en la que se me dio información falsa y en la que se intentó desprestigiar al Chikung en favor de algo que, paradójicamente, es también Chikung.
Igualmente aclaro que esta confusa información se me dio desde un centro privado (que, por respeto, no voy a nombrar) y que nada tiene que ver con la "Asociación de Qigong de Salud", que utiliza bastante el término «daoyin» junto al de «qigong/chikung» sin diferenciarlos, y a la que recomiendo en la sección Sitios de Interés. EDITO 28/2/14: YA NO QUEDAN PLAZAS ¿Quieres viajar a China?
La Escuela Tantien de Valencia organiza, cada dos años, un viaje exclusivo, diseñado para la inmersión en la cultura, costumbres y tradiciones chinas, especialmente relacionadas con las filosofías tradicionales y el origen de las artes marciales, el Taichi y el Chikung. Este año el viaje está programado del 29 de Julio al 13 de Agosto. La reunión informativa será el próximo viernes 27 de febrero de 19:30 a 20:30 horas. El programa completo, precios y demás información la puedes consultar aquí. «¿Cuál es la diferencia entre el Taichi y el Chikung?». Esta es, sin lugar a dudas, una de las preguntas más frecuentes que se plantean muchos practicantes de estas y otras disciplinas. Entre el Taichi Chuan y el Chikung existen diferencias y similitudes. Aunque hay muchas, intentaré resumirlas de forma sencilla en 9 puntos claves: 1. ¿QUÉ SIGNIFICA? El Taichi Chuan (Tàijí Quán, 太极拳) puede traducirse como «el arte del puño supremo», «el boxeo supremo», «el boxeo de la cumbre suprema» o incluso «el boxeo de las sombras». «Taichi Chuan», «Tai Chi Chuan», «Taichi», «Taichí», «Tai Chi», «Taijiquan», «Taiji Quan», «Tai Ji Quan», ..., es lo mismo. «Thai Chi», como he visto escrito en algún que otro sitio, no existe. El Chikung (Qì Gōng, 氣功) puede traducirse como «trabajo con la energía vital». «Chikung», «Chi Kung», «Qigong», «Qi Gong», ..., es lo mismo. Denominaciones raras que también he leído por ahí, como «Chi Gong» o «Qi Kung», son incorrectas. IMPORTANTE: El «chi» de «taichi» viene de «jí» y significa «punto más alto, cúspide, extremo...»; el «chi» de «chikung» viene de «qì» y significa «energía vital». Por lo tanto, hay que tener claro que ambos «chi» son diferentes y no tienen nada que ver. 2. ¿CUÁLES SU ORIGEN? El origen mitológico del Taichi se remonta al monje taoísta Zhang Sanfeng (s. XIII) y los datos históricos afirman que fue desarrollado en Chenjiagou (aldea de los Chen) por el general Chen Wanting (s. XVII). Por tanto, hablamos de que el Taichi Chuan no es un arte milenario y tiene una antigüedad que puede variar entre 300-800 años aproximadamente. El Chikung ha sido conocido por muchos nombres a lo largo de la historia china. Historiadores y antropólogos coinciden en afirmar, debido también a diversos hallazgos arqueológicos, que surgió aproximadamente en el periodo Neolítico, teniendo su origen en tradiciones chamánicas. Por lo tanto, el Chikung tiene una antigüedad de unos 4000-5000 años aproximadamente. Es importante destacar que ambas disciplinas proceden de China y están "vivas", es decir, se encuentran en constante evolución. 3. ¿QUÉ ES? El Taichi Chuan es un arte marcial interno. Apunta a moverse con la energía vital y sin excederse con la fuerza muscular, utilizando en todo momento la tensión mínima necesaria. El Chikung es una práctica milenaria utilizada para regular la energía vital, mejorar la salud física y emocional y prevenir algunas enfermedades. Si bien es cierto que existe una escuela de Chikung llamada «marcial» y cuyo objetivo es fortalecer y acondicionar el cuerpo y mejorar las habilidades de defensa y ataque en las artes marciales, el Chikung en sí mismo no es un arte marcial, esto es, sus movimientos no esconden necesariamente aplicaciones de defensa y ataque; en el caso del Taichi Chuan, pese a que sus movimientos escondan aplicaciones marciales, puede practicarse con un objetivo meramente terapéutico, como es el caso, sobre todo, de adultos mayores o con limitaciones físicas. También es necesario hacer una aclaración sobre algo que he visto escrito en varios sitios, conozco gente que me ha hablado de ello y hay "instructores" que dicen enseñar esa disciplina: el «Taichikung» no existe como tal. 4. ¿EN QUÉ SE BASA? El Taichi Chuan consistente en movimientos que corresponde a aplicaciones marciales, en combinación con la respiración y la intención. Está vinculado directamente con algunos conceptos de la Filosofía Taoísta, como el Yin y el Yang y, por sus aplicaciones terapéuticas, con aspectos de la Medicina Tradicional China. El Chikung se realiza mediante trabajos y ejercicios coordinados con una respiración consciente, la visualización y la concentración en puntos, canales de acupuntura o zonas del cuerpo. Se basa en la Medicina Tradicional China y la Teoría de los Cinco Elementos. El Taichi Chuan y el Chikung son dos formas de autoconocimiento y control de nuestro cuerpo, respiración, emociones y pensamientos, es decir, son técnicas de meditación en movimiento. 5. ¿CÓMO SE PRACTICA? El Taichi Chuan se ejercita mediante formas o taolu, consistentes en movimientos suaves y armoniosos, con aplicaciones marciales ocultas en cada uno de ellos, coordinados con la respiración. Se dice que cada una de estas formas, aunque divididas en varios movimientos, se deben ejecutar de principio a fin como si de un sólo movimiento se tratase, sin hacer ninguna parada, de forma fluida y continua. Por otra parte, en el Taichi, que se practica de pie, se estudia el uso de distintas fuerzas (Peng, Lu, Ji, An, Cái, Lie, Zhou, Kao, ...), presentes en las formas y que se pueden trabajar también con compañeros a través del Tuishou (empuje de manos). El Chikung se practica mediante movimientos, posturas o formas (que pueden ser de pie, sentados o tumbados) coordinados con la respiración. En caso de posturas se trata simplemente de hacerlas; en caso de tablas o movimientos, parados o caminando, se observa una diferenciación entre cada uno. Existen competiciones de Taichi Chuan, que incluyen la ejecución de formas, el empuje de manos y/o combates utilizando las aplicaciones marciales y principios del Taichi, a los que se les denomina Sanda o Sanshou. Desde hace relativamente pocos años también existen competiciones de Chikung, aunque personalmente creo que merecen un estudio aparte. Ambas disciplinas se ocupan de llevar a cabo las tres regulaciones: cuerpo, respiración y mente. También en ambas se utiliza la intención mental para guiar la energía vital a través del cuerpo y los canales de acupuntura. En la ejecución de las técnicas existen también similitudes (por ejemplo en ambas disciplinas se comienzan los movimientos hacia la izquierda, principios básicos, etc...) y diferencias (estiramientos, atención a determinados puntos de acupuntura, tipos de respiración, etc...), pero aquí no entraré en ellas, pues requeriría de un artículo específico. 6. ¿CUÁNTOS TIPOS/ESTILOS EXISTEN? Se habla generalmente de cinco estilos familiares de Taichi Chuan: Chen, Yang, Wu/Hao, Wu y Sun. No obstante, existen otros muchos estilos que derivan de éstos. En las artes marciales chinas los estilos suelen tener el apellido de su fundador (Chen Wanting, Yang Luchan, ...), su lugar de origen (Wudang, Shaolin, ...) o el de una característica propia del estilo (Hulei). Aunque no se conoce una cifra exacta, se habla de una cifra aproximada de unas 15.000 posturas, formas y movimientos de Chikung, que podríamos dividir en cinco grandes escuelas de Chikung: médica/terapéutica, taoísta, budista, confucionista y marcial. Según autores, podremos encontrarnos que en ocasiones se engloba a las escuelas taoísta y budista en una sola, a la que se llama escuela espiritual y meditativa. En el Taichi no existen estilos o formas con nombres de animales, como «Taichi de la Grulla», «Taichi de la Tortuga», ..., pero sí movimientos concretos en los que se nombre a alguno, como «el mono blanco ofrece la fruta» o «el dragón azul emerge del agua»; los nombres de las formas de Taichi suelen conocerse por su número de movimientos y/o estilo (forma de 36 Chen, forma de 24 Yang, ...), el orden dentro de la práctica tradicional (Yilu o Primera Rutina, Erlu o Segunda Rutina) o, en algunos casos, el nombre de una característica especial de dicha forma (por ejemplo Erlu es también conocida como «Pao Chui», que significa «Puño de Cañón»). En el caso del Chikung existen posturas, formas y movimientos con nombres de todo tipo: «Juego de los Cinco Animales», «Abrazar el Árbol», «Apuntar al águila con el arco», «Separar el Cielo y la Tierra», etc... 7. ¿QUÉ ES NECESARIO PARA APRENDER? Para obtener resultados en cualquiera de ambas prácticas es necesaria la paciencia, la perseverancia y la continuidad en la práctica. 8. ¿CUÁLES SON SUS BENEFICIOS? Puesto que los principios básicos de ambas disciplinas son similares, los beneficios de practicarlas son los mismos, con la única diferencia de que, en el caso del Taichi Chuan, se aprenden además técnicas que, con el debido entrenamiento, pueden servir para la autodefensa. 9. EL TAICHI CHUAN ES CHIKUNG Si bien es cierto que al final los beneficios son prácticamente los mismos, los métodos de enseñanza y aprendizaje son diferentes y es necesario complementarlos. En el Chikung el trabajo energético es más potente y complementa/completa a la perfección el entrenamiento del Taichi Chuan. De hecho considero imprescindible incorporar el Chikung en la práctica del Taichi Chuan, pues permite desarrollar la propiocepción y la conciencia de energía interna, potencia la parte terapéutica del arte, regula las emociones y ayuda a desarrollar también su aspecto marcial y sensitivo. Practicar Taichi Chuan sin Chikung lo convierte, a mi entender, en una mera gimnasia o práctica deportiva que muchas veces viene acompañada de lesiones. ¿De qué sirve poder defenderse de agentes externos y no de los internos? ¿Qué sentido tiene saber luchar contra otros sin saber luchar "contra uno mismo"? Cuando se practica correctamente el Taichi Chuan desde una visión completa y holística, llevando la atención al movimiento, la respiración y la intención, y sin descartar ninguno de sus componentes (salud, meditación en movimiento, regulación corporal, respiratoria y emocional, trabajo energético y marcialidad), se está haciendo también Chikung; sin embargo, la práctica del Chikung no requiere tener conocimientos de Taichi Chuan. Por tanto, un buen instructor de Taichi Chuan debería enseñar también Chikung a sus alumnos. A pesar de sus diferencias y similitudes, la práctica se desarrolla de muy distintas formas y cada practicante ha de saber lo que busca y desea aprender. Y lo que es muy importante: debe encontrar a un buen profesor de Taichi Chuan y Chikung capacitado para ello que sea capaz de orientar, acompañar y enseñar correctamente. Si estás de acuerdo (o no) con alguno de estos puntos, deseas completar este artículo o hacer cualquier comentario te animo; ¡¡será bien recibido!! :D Manuel Rodríguez Salvador
Retiro de Taichi y Chikung
en Albergue Rural Mas de Noguera, Caudiel (Castellón) del 6 al 8 de febrero de 2015. Por Félix Castellanos Olivares. Toda la información aquí. INTRODUCCIÓN La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad. La dimensión positiva de la salud mental se destaca en la definición de salud que figura en la Constitución de la OMS: «la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Entre muchas dolencias psicológicas, y quizá por el momento histórico, social y político que estamos viviendo actualmente, podemos destacar el estrés, la ansiedad, la ira y la depresión. De hecho la OMS afirma que cerca del 20% de la población tiene algún tipo de trastorno o problema mental de este estilo, figurando éstos entre los factores de riesgo importantes de otras enfermedades y lesiones no intencionales o intencionales. El estrés, que afecta negativamente a la salud psicológica y física de las personas, puede ser definido como el proceso que se inicia ante un conjunto de demandas ambientales que recibe el individuo, a las cuáles debe dar una respuesta adecuada, poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento. Cuando la demanda del ambiente (laboral, social, etc.) es excesiva frente a los recursos de afrontamiento que se poseen, se desarrollarán una serie de reacciones adaptativas que implican activación fisiológica. Esta reacción de estrés, sobre todo si es excesiva, incluye una serie de reacciones emocionales negativas o desagradables, de las cuáles las más importantes son la ansiedad, la ira y la depresión. Muchas veces ansiedad y estrés se usan como sinónimos, entendiendo en ambos casos un mismo tipo de reacción emocional. Sin embargo, existen diferencias a la hora de estudiar ambos fenómenos: el estrés es un proceso más amplio de adaptación al medio, mientras que la ansiedad es una reacción emocional de alerta ante una amenaza. Dentro del proceso de cambios que implica el estrés, la ansiedad es la reacción emocional más frecuente. Si bien la existencia del estrés es necesaria (y gracias a ella hemos sobrevivido como especie a lo largo de la historia), las consecuencias de un exceso de estrés y ansiedad generan daños en el cuerpo que afectan a la calidad de vida de las personas. Algunos de los estragos más comunes causados por el estrés pueden ser obesidad y sobrepeso, pérdida del cabello, depresión, reducción del deseo sexual, menstruación irregular, acné, cuadros alérgicos, úlceras, insomnio, disminución de fertilidad, enfermedades cardíacas e incluso acelerar una crisis de asma, entre otros. El estrés y las emociones tienen una relación muy íntima: las emociones se pueden definir como un estado de ánimo que aparece como reacción a un estímulo, lo que hace pensar que el estrés pueda ser, en cierto modo, una emoción. Algunas respuestas de tipo emocional que se presentan en personas afectadas por el estrés son abatimiento, tristeza, irritabilidad, apatía, indiferencia, inestabilidad emocional, etc. MEDITACIÓN EN MOVIMIENTO Las emociones, íntimamente ligadas con el estrés, son mentales y físicas a la vez. Implican un movimiento de energía tanto en uno mismo como entre uno mismo y un objeto. Por tanto, la práctica correcta de técnicas y disciplinas relacionadas con la meditación en movimiento (Taichi, Chikung, Yoga, Alexander, Fledenkrais, …) puede ayudar a eliminar obstrucciones en el flujo de emociones para que éstas puedan expresarse airosamente en vez de quedar reprimidas o ser exteriorizadas de forma impulsiva. En los últimos años el número de estudios e investigaciones relacionadas con técnicas de Meditación en Movimiento (a veces llamadas “MM”) ha aumentado considerablemente; sin embargo, estas prácticas a menudo han sido tratadas por los investigadores como formas de ejercicio comparables a otros trabajos aeróbicos ordinarios, estiramientos o simples técnicas de relajación. Como señala Catherine Kerr, la comprensión del investigador biomédico en cuanto a lo que está sucediendo en la meditación en movimiento no suele coincidir con la de un profesor de estas técnicas: un investigador puede entender las prácticas como forma de ejercicio para reducir el estrés generalizado no muy diferente, en principio, de ir a dar un paseo, mientras que el instructor piensa en ellas como un proceso más sofisticado en el que la conciencia del practicante se coloca en regiones específicas del cuerpo para realizar cambios concretos. Esta disyunción en los puntos de vista puede llevar a problemas en el diseño de futuros experimentos y responder con claridad preguntas científicas relevantes. El uso del término "Meditación en Movimiento” fue sugerido por Larkey y supone un paso importante en el reconocimiento de las características especiales de estas prácticas. Larkey basó su definición pensando específicamente en la práctica del Taichi y el Chikung y algunas disciplinas similares en un intento de llamar la atención sobre estas formas de ejercicio y diferenciarlas de otros convencionales y, por qué no decir, a veces más de moda pero no por ello más sanos. La definición que Larkey propuso se resume en cuatro características esenciales para diferenciar las técnicas de Meditación en Movimiento de otras tantas: 1. Un estado meditativo de la mente, que incluye la conciencia en el cuerpo. En este contexto “mente” no significa “pensamiento conceptual”, sino “conciencia”, centrándose sobre todo en un trabajo espacial, interoceptivo, propioceptivo y kinestésico. Esto incluye también la atención al flujo de la respiración y la sangre, sensaciones viscerales, la experiencia del equilibrio, la orientación y la postura corporal. Esta manera de usar la atención es similar a la que se utiliza en otras formas de meditación, como la tan de moda ahora “meditación Mindfulness”, pero en el caso de la Meditación en Movimiento se requiere, además de esta, otras técnicas mentales específicas. Por ejemplo: en la práctica del Taichi y el Chikung es fácil encontrarnos con instrucciones como “sentir el aire denso, como si fuese agua”, que desarrolla el sentido kinestésico, la sensibilidad táctil, una sensación placentera de ligereza, calidez, suavidad y, al mismo tiempo, potencia. También en las técnicas de Meditación en Movimiento la mente se utiliza para dirigir el Qi; de hecho en Taichi y Chikung se repite constantemente la frase «utiliza la intención, no la fuerza física» (yòng yì bù yòng lì - 用意不用力), pues se dice que allí donde se dirija la intención, allí estará el Qi. 2. Formas de movimientos prescritos. En las disciplinas relacionadas con la Meditación en Movimiento los movimientos suelen ser específicos, ya sea un itinerario prescrito (donde la serie de movimientos es la misma y debe ser aprendida y practicada) o bien movimientos de forma libre y espontánea (donde el practicante, siguiendo siempre una serie de principios y teniendo los movimientos aprendidos, practicados e interiorizados, puede dejarse llevar libre y espontáneamente). Estos movimientos pueden ser amplios o extremadamente sutiles, casi imperceptibles al ojo humano. En el Chikung, por ejemplo, tenemos formas de movimientos de pie y sentados, y también posturas estáticas sentados, tumbados o de pie (Zhang Zhuang); en estas últimas se sigue produciendo un pequeño y sutil micro movimiento (por no hablar del movimiento del Qi y la sangre, del que el practicante es consciente). A veces algunos instructores hacen trabajos de realizar movimientos grandes y obvios dirigiéndose, poco a poco, a hacerlos más pequeños hasta casi imperceptibles; en este proceso las sensaciones interoceptivas y propioceptivas se vuelven progresivamente más intensas, aumentando también la eficacia de la práctica de esta disciplina. De hecho en Chikung muchas veces se dice que «el movimiento pequeño es mejor que el movimiento grande y ningún movimiento grande es mejor que el movimiento pequeño». También en la práctica del Taichi la mente se emplea activamente en imaginar la aplicación marcial de los movimientos y la atención a determinadas zonas y puntos de acupuntura, lo que produce ciertas sensaciones internas. 3. Una atención explícita a la respiración. La conciencia y el control de la respiración son fundamentales en las técnicas de Meditación en Movimiento y, en el caso del Taichi y el Chikung, tiene una relación muy importante con el flujo de Qi. Alterar el patrón de la respiración puede alterar el funcionamiento del sistema nervioso autónomo. Existen multitud de prácticas respiratorias que permiten liberar las emociones, calmar la mente y/o mejorar la fuerza física. En el Taichi y el Chikung el cuerpo y la respiración siempre actúan de forma sincronizada, acompasando el movimiento al ritmo respiratorio y pudiendo llegar, por tanto, a estados de conciencia profundos. En las disciplinas de Meditación en Movimiento la respiración se describe como un puente entre las funciones conscientes e inconscientes, una forma de que la mente consciente influya en las funciones inconscientes, controladas por el sistema nervioso autónomo. De hecho la influencia mutua entre respiración, sistema nervioso autónomo y las emociones es bien conocida en la literatura científica y, a lo largo de los años, se han realizado numerosos estudios relacionados con los efectos de diferentes técnicas de respiración sobre estados emocionales y mentales. 4. Un estado de relajación activa. A diferencia del significado que normalmente se da al verbo “relajar” y que evoca una situación de dejadez extrema, la relajación profunda y activa, conocida como “Fàng Sōng” (放松) en las Artes Marciales Chinas, se refiere a un estado de tono completamente equilibrado en el que cada músculo está haciendo exactamente lo que debería con la mínima tensión necesaria para ello. La tensión es un estado de hipertonía y la flojera es un estado de hipotonía; sin embargo la práctica del Taichi y el Chikung buscan un estado de eutonía. Los sistemas biológicos son sistemas complejos, que se organizan para preservar de forma óptima diferentes variables, como la temperatura o la composición química. Esto se conoce como "homeostasis", un término acuñado por Cannon. Los niveles de cortisol, por ejemplo, pueden ser un indicador de estrés, una condición presuntamente negativa; muy poco cortisol, sin embargo, es tan malo como demasiado. Uno de los objetivos del Chikung es restaurar los mecanismos innatos del cuerpo para establecer la homeostasis o equilibrio dinámico. Asimismo, las investigaciones de balanceo corporal sugieren que el Taichi y el Chikung también pueden mejorar la autorregulación postural. En el estudio de las técnicas de Meditación en Movimiento se debe tener en cuenta que el resultado deseado es un estado de equilibrio dinámico cada vez más refinado, y no un estado que se caracteriza por máximos o mínimos, tensión o dejadez. La palabra "relajar" debe utilizarse con precaución debido a su ambigüedad, y los conceptos de la teoría de los sistemas complejos pueden ser útiles en la descripción de los resultados y los procesos de meditar en movimiento. REGULAR LA MENTE Y LAS EMOCIONES (TIÁO YÌ - 调意) La práctica del Taichi y el Chikung se compone de tres procesos de regulación ( Sān Tiáo -三调), en los que cuerpo, respiración y mente interaccionan entre sí buscando una armonía entre ellos. Uno de estos procesos es la Regulación de la Mente y las Emociones (Tiáo Yì - 调意). El Taichi y el Chikung pueden ayudar a sanar y equilibrar las emociones haciendo que seamos conscientes de los componentes físicos de la ansiedad y el estrés (tensión en los hombros, ansiedad digestiva, mirada suspicaz, respiración superficial, …) y las emociones y pensamientos que nos llevan a ellos. Esto se hace a través de métodos prácticos que nos ayudan a resolver dichos problemas en su plano energético, es decir, sobre todo cuando las emociones influencian al Qi o cuando se expresan en forma de unos deficientes hábitos físicos posturales, respiratorios o en forma de tensión. Pero la relación cuerpo-respiración-mente es recíproca: el cuerpo también influencia las emociones. Ciertos hábitos respiratorios y de postura, o problemas viscerales, pueden crear actitudes psicológicas especiales. Por tanto, la práctica del Taichi y el Chikung, a través de ejercicios que permiten dirigir el Qi, nos puede permitir tratar problemas corporales, respiratorios y psicológicos de forma simultánea. ¿Cómo hacerlo? El cuerpo, la respiración y la mente emiten continuamente señales que, con una actitud y escucha o una atención mental propias del Taichi y el Chikung, se pueden detectar y corregir si son dañinas. Esto se traduce, por tanto, en un aumento de la sensibilidad y el autoconocimiento. Para ello, en primer lugar, el practicante de Taichi y Chikung debe tener una actitud de escucha y vigilancia, es decir, debe observar (Guān - 觀) tanto lo que sucede en su interior (órganos internos, circulación de la sangre, respiración, equilibrio, pensamientos, emociones, …) como lo que ocurre en su exterior, es decir, el entorno que le rodea (los fenómenos de la naturaleza, las personas, las sensaciones térmicas, …). Por tanto, en el Chikung se comienza dando estos tres pasos: observar el cuerpo (Guān Shēn - 觀身), observar la respiración (Guān Xī - 觀息) y observar la mente (Guān Xīn - 觀心). En segundo lugar, el practicante debe aprender a relajar y soltar (Sōng - 松). Como el estrés tiende a agravar todas las patologías y lleva a nuestros órganos y funciones a un desgaste físico excesivo, degenerando en un estado de malestar y desequilibrio emocional, debemos trabajar la relajación activa, es decir, regular nuestro cuerpo para usar la tensión mínima necesaria para la acción que estemos realizando en cualquier momento. Dado que cuerpo, respiración y mente son indivisibles, esto implica también regular la estructura corporal, regular la respiración (haciéndola, poco a poco, más fina, silenciosa, uniforme, lenta, profunda, …) y, a su vez, “soltar la mente” de pensamientos y distracciones, pudiendo usar, para ello, distintas imágenes y visualizaciones, como por ejemplo imaginando que el cuerpo se va vaciando a través de los pies de un fluido pesado y sucio, o realizando ejercicios vibratorios o sacudidas en las que se imagine como polvo o arenilla que se desprende del cuerpo y cae al suelo (polvo que simbolizaría preocupaciones, tensiones o malestares), entre otros muchos. Quizá para muchas personas eso de “soltar la mente de pensamientos” pueda resultar complicado, apoyándose en la famosa frase de Descartes «cogito, ergo sum» («pienso, luego existo»). Sin embargo, esta argumentación filosófica tiene, en mi opinión, un serio defecto, pues puede llevar a la errónea afirmación de que «si dejas de pensar, dejas de existir». Tendemos, por tanto, a identificarnos con nuestros pensamientos. Decía Lao Tzu: «quien se identifica con el Tao, se une al Tao; quien se identifica con la virtud, se une a la virtud; quien se identifica con el defecto, se une al defecto». Así pues, si alguien se termina identificando con pensamientos como «soy débil, soy incompetente, no valgo para nada, la gente es mala, este mundo es un asco, …» puede terminar entrando en un círculo de negatividad y sufrimiento en el que el cuerpo se terminará poniendo rígido, el Qi no fluirá bien a través de los canales y derivará en desequilibrio físico y emocional, malestar e incluso enfermedad. El Taichi y el Chikung buscan llegar, a través del movimiento, a un estado de quietud, serenidad y tranquilidad (Jìng - 靜), en el que se genera un estado de autoprotección del cuerpo y la mente ante las molestias externas y las distracciones, evitando pérdidas de energía innecesarias, permitiendo a nuestro sistema nervioso y a la mente un descanso pleno y conectándonos también con la realidad del momento presente (aquí y ahora). Además, el cultivo de la quietud nos abre la comprensión de su opuesto complementario, el movimiento (Dòng - 動). Una instrucción tradicional del Taichi y el Chikung dice «durante el movimiento hay quietud, en la quietud hay movimiento» (dòng zhōng yǒu jìng, jìng zhōng yǒu dòng -動中有靜, 靜中有動). Finalmente, el practicante de Taichi y Chikung puede llegar a la vacuidad (Kōng - 空), un estado de meditación avanzado producto de un Jìng profundo, donde se está vacío de toda tensión interna y externa, del cuerpo y de la mente, y devolviéndonos al origen, la unidad con uno mismo y con el exterior y la claridad. Este estado favorece, también, la regulación de los Tres Tesoros (Sān Bǎo - 三寶), es decir, el Espíritu (Shén - 神), la Esencia (Jīng - 精) y la Energía Vital (Qì - 氣), llevando a la persona a un estado de equilibrio físico y mental, lo que se traduce en salud, bienestar y una mayor facilidad para ser propensa a la felicidad. Otro método utilizado en Chikung es utilizar la llamada “Sonrisa Interior”, considerada por la alquimia taoísta como una de las mejores prácticas para liberarnos del estrés y la ansiedad. Desde el punto de vista de la medicina occidental, sonreír ayuda a liberar tensiones y provoca el incremento de endorfinas, reduciendo el cortisol; bajando los niveles de cortisol podemos reducir los sentimientos y emociones negativas. Reír expande también los pulmones, estira y relaja los músculos del cuerpo y estimula la homeostasis; esto ejercita el cuerpo y repone el oxígeno de las células. Además, reír ayuda a aligerar emociones. Asimismo, una sonrisa pone en movimiento cerca de 400 músculos, incluidos algunos del estómago. También está demostrado que la risa reduce el colesterol en la sangre. Y destacable es el hecho de que las personas que ríen suelen vivir más años y, de hecho, son más felices. Con la sonrisa también liberamos adrenalina (componente que incrementa la creatividad y la imaginación), dopamina (que favorece la agilidad mental) y serotonina (que posee efectos calmantes y disminuye el hambre y la ansiedad). Desde el punto de vista de la filosofía taoísta, se dice que al sonreír los órganos segregan una sustancia que alimenta todo el cuerpo, mientras que emociones como el miedo y la rabia crean toxinas que bloquean el paso del Qi afectando la salud de los órganos y el cuerpo en general. Por ello, la práctica de la Sonrisa Interior consiste en observar y regular nuestra estructura corporal y nuestra respiración y calmar la mente recordando algo o alguien que nos evoque bienestar y felicidad y dibuje una sonrisa en nuestro rostro. Teniendo presente esa sensación de alegría y visualizando el dibujo de la sonrisa en nuestra cara, se lleva esta imagen a todo el cuerpo, incluyendo músculos, órganos y entrañas, esqueleto, etc…, proyectando felicidad a cada célula de nuestro cuerpo y agradeciendo, cariñosamente, la función que realiza para nosotros. El Qi no está solamente en el cerebro o en el corazón, sino que circula por todo el cuerpo; si el Qi está sano, todo el sistema (mente, cuerpo, respiración, emociones) estará sano. INVESTIGACIONES Ha habido innumerables investigaciones sobre los beneficios de estas prácticas en la depresión, la ansiedad, la capacidad cognitiva, la inflamación, la función inmune, la artritis, tratamientos de apoyo contra el cáncer, la salud pulmonar, enfermedades cardíacas, el equilibrio, la capacidad aeróbica, la fuerza, la densidad ósea, la fibromialgia y la diabetes, por citar algunas. Un buen número de investigaciones están relacionadas directamente con la práctica del Taichi y el Chikung y sus beneficios en la mejora de la ansiedad, la depresión y otras dolencias o enfermedades afectivas y emocionales. Un número relativamente pequeño de los estudios se ha centrado en el uso de la Meditación en Movimiento para la mejora de la ansiedad y la depresión, mientras que un mayor número de estos estudios ha investigado los beneficios sobre la meditación sentados. Uno de los mejores estudios fue llevado a cabo por Wang Jisheng en el Instituto de Psicología de la Academia de Ciencias de China. El Dr. Wang evaluó la salud mental de 153 individuos que habían practicado Chikung durante menos de dos años (grupo 1) comparado con 119 individuos que habían practicado Chikung durante más de dos años (grupo 2). El grupo 2 obtuvo una puntuación positiva (p<0.05) en tales áreas representando menos características obsesivo-compulsivas, ansiedad o ansiedad fóbica, y unos buenos indicios generales de salud mental. Se encontró una significación estadística mayor cuando se comprobaron los resultados obtenidos con otros (p<0.01). El grupo 2 mostraba más sensibilidad interpersonal, menos depresión o psicosis y unas mejores puntuaciones medias. Wang dedujo que un período de práctica más prolongado tenía efectos positivos en la mayor parte de los aspectos de la salud mental. Wang también investigó el efecto del Chikung sobre el comportamiento de Tipo A (agresivo, estresado, presionado por horarios y planificaciones), que además es considerado como un factor de riesgo en las enfermedades cardíacas. En un estudio realizado sobre 233 personas, 89 de ellas practicantes de Chikung y 144 no practicantes, Wang administró un cuestionario de Tipo A a todos los individuos. El porcentaje de comportamiento de Tipo A en el grupo de Chikung fue de un 23,43%, comparado con un 51,39% en el grupo de control. Un estudio llevado a cabo por Shgemi Hayashi, del Instituto Sino-Japonés de Chikung, ha revelado que la práctica del Chikung desemboca en estados subjetivos de bienestar emocional. Basándose en un sondeo sobre 226 practicantes japoneses de Chikung, se pudo observar que aporta estabilidad emocional, mayor alegría de vivir, un descenso del egoísmo, una actitud mental más abierta, un aumento del entusiasmo y de la fuerza de voluntad, así como un mayor interés por el prójimo. Hayashi menciona que se han hallado beneficios parecidos en los estudiantes de la Escuela de Chikung de Aosora, quienes practican Chikung durante media hora diariamente antes de ir a trabajar, enumerando mejoras en la claridad mental, fuerza de voluntad, salud y felicidad. De estos y otros muchos estudios se concluye que, en general, la práctica del Taichi y el Chikung puede reducir las medidas de estrés, ansiedad y depresión comparándolas con las medidas de los grupos control. No obstante, y dada la falta de normalización de estas prácticas y la poca importancia que hasta ahora se le ha dado por parte de la medicina convencional, se ve la necesidad de realizar estudios científicos mucho más completos, rigurosos y concluyentes. CONCLUSIÓN El Taichi y el Chikung contemplan las emociones desde un punto de vista diferente al de la psicoterapia convencional, pues tienen en cuenta el modo en que las emociones afectan a la postura, la respiración y la salud de órganos internos y vísceras. El Chikung, en vez de observar únicamente los problemas psicológicos en términos de influencias pasadas o comportamientos presentes, se centra también en los bloqueos energéticos actuales. Es razonable deducir, por tanto, que trabajar conjuntamente los problemas físicos, respiratorios y mentales hacen que la mente se haga más clara y más capacitada para enfrentarse a los problemas personales o para encontrar soluciones a los conflictos que surjan. Y es necesario destacar, del mismo modo, la necesidad de que terapias convencionales y otra serie de terapias mal llamadas “alternativas” sean capaces de ir por el mismo camino complementándose y enriqueciéndose mutuamente. Asimismo, la salud mental normalmente es el resultado de una mejor salud física. La relajación activa puede fomentar la liberación y resolución de aspectos emocionales desde dos perspectivas complementarias: por un lado liberar la tensión hace que las emociones bloqueadas dentro de los músculos también se liberen y, por otro, la relajación física genera una reducción de la velocidad del metabolismo, un pulso más lento, una respiración más lenta y relajada y unas ondas cerebrales más pausadas. Estas ondas cerebrales con menor velocidad corresponden a la abertura de los rígidos lazos entre la mente consciente y la inconsciente, de modo que podemos llegar a ser más conscientes de las emociones reprimidas o inhibidas y, posiblemente, expresarlas y liberarlas de manera adecuada. Las investigaciones sugieren que la práctica correcta del Taichi y el Chikung tiene efectos positivos sobre una amplia gama de dolencias no solamente físicas, sino también mentales, y puede conducir a avances significativos en el desarrollo de nuevos tratamientos contra enfermedades relacionadas con la salud mental, como el estrés, la ansiedad o la depresión. El Taichi y el Chikung están enormemente influenciados por la filosofía taoísta. Decía Lao Tzu: «abraza el trozo de madera sin tallar». Aprender, por tanto, a reconocer los propios desequilibrios, aceptarlos y, a partir de ahí, poner en práctica los principios del Taichi y el Chikung (también en la vida cotidiana) puede ayudar a las personas con estrés, ansiedad, depresión y otras enfermedades mentales a avanzar por el camino hacia su salud física y mental a paso lento… pero seguro. Manuel Rodríguez Salvador REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) - Organización Mundial de la Salud (OMS) - FONSECA MARANTE, YOSAMNE (2010). “El estrés psicológico y sus principales formas de expresión en el ámbito laboral”. Edición electrónica gratuita. - CASTELLANOS OLIVARES, FÉLIX. “Instrucciones tradicionales para Tàijí Quán y Qì Gōng”. Escuela Tantien. - COHEN, KENNETH S. (2004). “El Camino del Qigong: el arte y la ciencia de la curación energética china”. Ed. La Liebre de Marzo. - PAYNE, PETER AND CRANE-GODREAU, MARDI. “Meditative movements for depression and anxiety”. El iceberg, esa inmensa mole luminosa,
aparece solitario y separado..., pero todo -también él- es Agua: su ínfima parte emergida; la parte sumergida envuelta de mar; el océano entero. Todo es Agua que se manifiesta en formas diferentes... Como el iceberg, así nosotros: tenemos una pequeña parte consciente y otra extensa zona “sumergida” e inconsciente que, poco a poco, vamos descubriendo, con esfuerzo laborioso... Nos creemos separados, aislados incluso, y ésa es la causa de nuestro sufrimiento. Pero la realidad exacta es que estamos envueltos, entretejidos y, en último término, “hechos de Dios”. Por eso, en cuanto trascendemos el pensamiento, se muestra la No-dualidad de Lo Que Es... La Navidad es tiempo de Nacimiento, Renovación y Vida. Que la Luz y la Alegría tan características de estas fechas nazcan en nuestros corazones y las llevemos a los corazones de la gente. ¡¡Y que el próximo año sigamos practicando, aprendiendo y enamorándonos del Taichi Chuan y sea instrumento, también, para hacer del mundo un lugar más alegre, sano y humano!! 聖誕節快樂!!! «A tu enemigo regala el perdón.
A tu oponente, tolerancia. A un amigo, tu corazón. A todos los demás, bondad y compasión. A cada niño, un buen ejemplo. A tí mismo, respeto y verdad» (Oren Arnold) El Wuji (wújí - 無極) o "Vacío Absoluto" es, según la filosofía taoísta, el estado primigenio del Universo no diferenciado. Sería anterior al surgimiento del Taiji (tàijí - 太極) o "Extremo Supremo". El Wuji o “Vacío Absoluto” representa un estado anterior a todas las cosas, antes del Gran Principio Universal, en el que todo estaba turbio y silencioso, caótico y confuso, en lo que se ha venido a llamar "Gran Caos Primordial". Es el estado antes del momento de inicio de la forma, cuando el practicante está pie, erguido, en actitud reverente, concentrando su mirada hacia delante y regulando su estado físico, mental y su respiración. Este estado facilita la libre circulación del qi y el desbloqueo de los canales. En este momento es importante buscar la quietud interna a través de la relajación activa (Fang Song), es decir, la mínima tensión consciente y necesaria para que la postura no sea rígida e incómoda. Cuerpo, respiración y mente tienen que estar en calma y relajación. CUERPO:
RESPIRACIÓN: En un primer momento toma conciencia de la respiración. Limítate a observarla, sin juzgarla. Simplemente respira de forma consciente, fijándote en el proceso respiratorio: el aire entrando y saliendo por la nariz con cada inhalación/exhalación, llegando a las distintas partes del cuerpo. Pueden ayudarte preguntas como:
En principio estamos ante una respiración abdominal normal, pero si estás empezando con la práctica no trates de cambiar tu respiración, limítate a observarla y, con el tiempo y la práctica, se irá regulando sola haciéndose cada vez más lenta, fluida, profunda, silenciosa, homogénea... El simple acto de observar la respiración ya la cambia. MENTE: Hunde el qi en el dantian y lleva la atención a esa zona, aumentando el equilibrio y la estabilidad física y emocional y facilitando una respiración abdominal normal correcta. El dantian está situado a unos tres o cuatro dedos por debajo del ombligo y hacia el interior del abdomen, y se trata del centro energético de nuestro cuerpo. Puedes concentrarte en el dantian visualizándolo como una esfera roja brillante, como un Sol en tu interior del tamaño de una pelota de tenis que, con cada inspiración, se expande e ilumina y del que emana una energía sanadora que llega a cada célula de tu cuerpo. También puede funcionar la imagen de una pila o una batería que, con cada inhalación, se recarga de qi. Esa energía lleva también consigo paz, armonía y calma. Manteniendo esta posición, respirando de forma natural, lenta y profunda y llevando la atención al dantian se puede lograr el silencio interior, el vacío, la quietud. Un cuerpo, una respiración y una mente en su centro representan el Wuji, el “Gran Vacío”, también llamado a veces “el Vacío Extremo”, cuyo nombre describe el estado cósmico inicial de no diferenciación antes de la aparición de la forma (taolu). El Taiji nace del Wuji, de la "no polaridad". Es la causa de la aparición del Yin y del Yang, como un ciclo sin fin. El paso de Wuji a Taiji podría ser comparado con plantar una semilla: primero se prepara la tierra sin la semilla y luego se planta la semilla que, aunque parece inmóvil en un principio, se está preparando para convertirse, con el tiempo, en una enorme planta. Antes de iniciar la práctica, las manos y los pies aún no se han movido, pero el practicante ya se siente en una posición correcta, centrada y atenta. Este es el mecanismo: en un principio no hay movimiento aparente. Podría decirse que Cielo y Tierra están todavía en un estado de Unicidad sin forma, en la nada, el “Vacío Absoluto”; Wuji es un nombre tradicional que describe también la no diferenciación entre Yin y Yang. Sin embargo, el mecanismo de diferenciación ya existe, marcando la condición justo antes de la aparición de formas, un punto fundamental entre los impulsos opuestos de la cual emana la actividad creativa. Esta transición de la quietud externa a la preparación para el movimiento se conoce como “pasar de Wuji a Taiji”. En la posición inicial de Taiji, aunque las cuatro extremidades parecen estar todavía inmóviles, sigue funcionando el mecanismo interno del Yin y el Yang, la apertura y el cierre, el crecimiento y declive, el lleno y el vacío… así como los pensamientos y emociones y el ciclo respiratorio…, que hacen que se produzca un reajuste continuo de todas las partes del cuerpo. Aunque imperceptible para el ojo humano, este movimiento interno se produce y el practicante debe ser consciente y concentrarse en él en esta etapa. En aras de la claridad, se utiliza el término Taiji para describir la etapa inicial de preparación para el comienzo o la totalidad de la rutina de Taichi Chuan. La preparación es necesaria para establecer un equilibrio entre cuerpo, respiración y mente previos a cualquier otro movimiento. Antes de comenzar a practicar la forma de Taichi Chuan, los practicantes deben, en primer lugar, purificar su corazón y vaciar su mente de todo pensamiento. Así, aparecerán con una actitud serena y su cuerpo y su mente podrán poner en marcha la dinámica de los movimientos de la rutina. El practicante debe trabajar hacia la unión de los dos extremos (Yin y Yang) en una sola unidad para poder retornar al estado de Wuji gracias a la práctica del Taichi Chuan. Manuel Rodríguez Salvador Bibliografía:
- CHEN XIN (1933). "Illustrated Explanations of Chen Family Taijiquan". Guanghua Publishing Ltd. - COHEN, KENNETH S. (2004). “El Camino del Qigong: el arte y la ciencia de la curación energética china”. Ed. La Liebre de Marzo. (Cuento Zen) Dos monjes viajeros, el maestro y su joven discípulo, estaban de viaje hasta que llegaron a un río donde encontraron a una joven mujer. La mujer estaba preocupada porque tenía que cruzar el río, pero no lo hacía porque temía la afluencia de agua que en ese momento estaba bajando. Llevaba en su mano una pequeña bolsa, con hierbas medicinales. Preocupada por la corriente y por retrasarse en la vuelta a casa, se dirigió a los dos monjes y les preguntó si la podían llevar al otro lado. El joven monje dudó, pero el otro la levantó rápidamente sobre sus hombros, la llevó al otro lado del río, y la dejó en la orilla. Ella le dio las gracias y se alejó. El maestro la saludó inclinándose, uniendo las palmas de sus manos sobre su pecho, como es costumbre en esas tierras.
Siguieron durante 5 horas viajando, y el joven monje estaba removido y cabizbajo. Como indican sus enseñanzas, los monjes no pueden tocar a las mujeres. Incapaz de mantenerse en silencio, finalmente habló: - «¡Maestro, siempre nos has enseñado a evitar cualquier contacto con mujeres, pero tu levantaste a aquella y la llevaste!» Respondió el maestro, con una mirada llena de compasión: - «Hermano, hace cinco horas que la dejé al otro lado del río, mientras que tú todavía la estás cargando». «Un viaje de mil millas comienza con el primer paso» (Lao Tzu) Una de las primeras dudas que pueden surgir cuando alguien se decide a practicar un arte marcial es elegir un profesor o un centro donde se imparta. En el caso del Taichi Chuan y el Chikung existen muchos centros en los que se ofertan estas actividades y muy buenos instructores de estas disciplinas. Sin embargo, como en cualquier otra profesión, existe también gente que dice saber lo que no sabe, mucho "intrusismo laboral" y algún que otro farsante. Por ello, me gustaría dar unas pequeñas pinceladas sobre algunas características que, siempre desde mi humilde opinión, deberías tener en cuenta a la hora de elegir una escuela y un instructor de Taichi Chuan y Chikung. Escuela, estilo y linaje: En primer lugar creo que es imprescindible que el instructor pertenezca a un linaje (o siga una línea concreta), forme parte de alguna escuela o haya sido formado por un maestro especializado en Taichi y Chikung. La existencia de una escuela o linaje ya nos dice que: 1. Se sigue a un maestro o una línea de trabajo, con unas enseñanzas transmitidas durante siglos de maestro a discípulo. 2. Existe un compromiso fuerte y claro de transmitir el arte. 3. Existe un programa de enseñanza y una metodología. Es importante conocer el estilo que practica el instructor. Cada estilo difiere en determinados aspectos o técnicas, pero los principios básicos, los objetivos y los beneficios son los mismos. Conocer la línea de la escuela o de nuestro instructor nos dará muchas pistas sobre su seriedad y profesionalidad. Podría hablarse de cinco estilos familiares de Taichi Chuan: Chen, Yang, Wu, Wu/Hao y Sun. Otros estilos también reconocidos son Zhaobao, Hulei, Hunyuan o Wudang Sanfeng, entre otros. Casi siempre el nombre del estilo corresponde al apellido del creador/fundador (Chen Wangting, Yang Luchan, Sun Lutang, ...), característica del estilo (Hulei) o procedencia (Wudang), por poner algunos ejemplos. Si alguien te dice que practica y/o enseña Taichi "del Mono, la Grulla o el Oso", en realidad no es Taichi; quizá Chikung, pero a veces ni eso, sino algo inventado... Lo mismo ocurre con el Chikung, en el que hablamos de cinco escuelas: terapéutica, taoísta, budista (a veces estas dos últimas se consideran una misma escuela, a la que llaman "espiritual o meditativa"), confucionista y marcial. Por tanto, si alguien os habla del "Fitness Chikung", "Hot Chikung" o cosas así, sabed que no es Chikung. Menos aún si en los ejercicios que se trabajan se ven principios contrarios a este arte. Si la escuela o el instructor no quiere decir qué estilo se practica o no lo sabe es muy mala señal... Si un instructor de Taichi te dice algo así como «en China los maestros no dicen a sus alumnos qué estilo se practica», afirma que en Taichi no hay estilos o no sabe de qué le hablas, desconfía... Si afirma que él no hace Chikung, sino Qigong..., o que Taoyin y Chikung son disciplinas diferentes, más de lo mismo. Asimismo, cada vez surgen más "gurús" e "iluminados" que inventan estilos de la nada, sin maestros ni linaje, que se autoproclaman practicantes de "el verdadero Taichi" y/o "el verdadero Chikung" o que enfocan la práctica hacia unos tintes muy New Age... o justo lo contrario, a una práctica demasiado física y superficial. También se ve, y tristemente cada vez más, personas que hacen cursos de todo un poco y luego mezclan (que es muy diferente a especializarte en un arte y nutrirte de otras disciplinas, ojo) e incluso inventan estilos nuevos basados en las mezclas de los cursos que han hecho... Por ello es importante que te informes bien, preguntes y busques información sobre el estilo, la escuela y el instructor. Maestro, instructor y sus clases: La pertenencia de un instructor a una escuela o línea es una muy buena primera referencia. Que un instructor esté comprometido con un linaje y/o un maestro dice mucho de él. Por el contrario, personalmente suelo desconfiar de aquellos que dicen seguir a muchos maestros (que no es lo mismo que haberse nutrido de muchos maestros, ojo), enseñan muchas disciplinas distintas y/o enseñan muchos estilos de artes marciales diferentes sin especializarse en uno en concreto; mi experiencia me dice que muchas veces terminan haciendo mezclas raras... Como me dijo un profesor cuando estaba haciendo la carrera, «es importante saber un poquito de todo, pero hay que especializarse en algo concreto». En mi opinión, un buen instructor debe ser una persona bien formada con un maestro, en una escuela y supervisado por un buen profesional. No te cortes a la hora de pedir información sobre el currículum del instructor para comprobar su bagaje. Existen muchas personas que, tras hacer algún que otro curso se ponen a dar clases; como ya he comentado eso no sólo es intrusismo laboral sino también un auténtico ejercicio de irresponsabilidad. Un profesional debe conocer prácticamente todos los aspectos del Taichi y el Chikung y... son muchos; memorizar una secuencia de movimientos no es saber Taichi/Chikung ni te capacita para enseñarlo. La formación como profesional de estas disciplinas requiere una inversión importante de tiempo, esfuerzo y dedicación (y dinero), a veces muchísimo más que muchas carreras universitarias y, del mismo modo que en otras profesiones es importante seguir estudiando, aquí también nos encontramos con una disciplina en la que estarás aprendiendo durante toda la vida. Creo que es esencial valorar esto al elegir un buen instructor con quien aprender. Relacionado con lo anterior están también los conocimientos teóricos de la disciplina. Un instructor debe conocer las características del estilo que practica, los nombres de las posturas básicas y los movimientos, fundamentos de anatomía, medicina china, filosofía taoísta... Un instructor bien formado no puede hablar de Taichi "estilo Chuan" o "estilo Chikung", de "Taichikung", no saber las diferencias/similitudes entre Taichi y Chikung, no diferenciar entre flexión y extensión o incluso afirmar que el Taichi viene de la India..., entre otras perlas que a veces se escuchan... También pienso que un buen instructor debe ser una persona humilde. Personalmente huyo de los que se autoproclaman a sí mismos "maestro". Tradicionalmente el título de "maestro" nunca se lo daba uno a sí mismo; por una parte lo otorgaban sus pares (otros maestros e instructores) tras años de práctica, entrenamiento y compromiso con una escuela determinada y, por otra parte, eran los propios alumnos los que le llamaban de esta forma. Por la misma razón huyo también de los profesores empeñados en demostrar tener más nivel que otros, practicar mejor estilo o tener mejores alumnos. En este mundo, tristemente, hay mucha lucha de egos y es fácil encontrarnos con profesores que, en vez de hablar de sus fortalezas, arremeten contra otros. Resumiendo: no me convencen los maestros competitivos, sino los maestros competentes. Igualmente, valoro positivamente a aquellos maestros e instructores que no siempre lo saben todo y, a su vez, tienen la capacidad y los recursos para informarse y poder responderte con posterioridad. La respuesta «no lo sé» me ha parecido siempre un signo de sabiduría, y si además viene acompañada de un «pero se lo puedo preguntar a mi maestro» me enamorará. Un buen profesor no esconde su humanidad. El maestro que siempre dice estar bien... es un mentiroso. Los maestros son seres humanos que, como el resto de los mortales, necesitan comer, ir al baño, llorar, se enfadan, tienen que llegar a fin de mes, tienen familia... Esto es algo que se ve mucho en determinados ambientes en los que se sigue a algún tipo de gurú que parece salido de alguna clase de nave espacial intentando demostrar una especie de superioridad cósmica... Como me dijo una vez alguien a quien considero un maestro: «¿cómo saber lo que es la luz si nunca has conocido la oscuridad?». Es importante que el instructor de Taichi sea una persona comprometida con el arte y el estilo que practica, con su enseñanza y transmisión y con el aprendizaje, el desarrollo y la evolución de sus alumnos. Es interesante, además, que fomente la independencia de sus alumnos: no se trata de seguir al profesor "y ya está", sino de hacer que el alumno sea capaz de ir memorizando las formas y ejercicios, interiorizarlos y hacerlos "suyos". Asimismo, me gustan los instructores que son capaces de valorar positivamente los progresos de sus alumnos y, en la medida de las posibilidades de la clase, prestan atención a cada uno de forma individual. Valoro también que el profesor tenga una visión holística del Taichi y el Chikung, que lo vea como algo que está en continua evolución y nutra el arte dando importancia a la investigación, la ciencia, los conocimientos occidentales, avances técnicos, beneficios de otras disciplinas, etc... Del mismo modo, creo que es imprescindible (tanto que creo estar repitiéndolo) que esté en continua formación y que, además de enseñar, tenga a su vez un maestro que le enseñe y de quien también él se pueda nutrir. Por otra parte, es importante evaluar la capacidad pedagógica del profesor y si realmente, en las clases, se nota una progresión. Ojo: los avances en el Taichi y el Chikung no pueden valorarse en 2 ó 3 sesiones; para darse cuenta de sus beneficios debes practicar de forma regular durante un tiempo. Finalmente, me parece importantísimo que el instructor de Taichi y Chikung trabaje no tanto el número de movimientos (que es importante también en la progresión), sino sobre todo la calidad de los mismos; que enfatice mucho en los principios básicos y fomente, en el alumnado, la visión espiritual del Taichi y la capacidad de llevar los principios prácticos y filosóficos de este arte a nuestra vida cotidiana. En definitiva, alguien para quien el Taichi no es un deporte, sino un estilo de vida. Lugar de enseñanza: Aunque por distintos motivos no siempre se puede dar el caso, la existencia de un centro donde impartir las clases es un elemento a favor. Para evaluarlo puedes observar los siguientes aspectos: - El feng shui: debe ser un sitio acogedor, arreglado, limpio, bien cuidado y con una estética mínimamente acorde con la disciplina que quieres estudiar. - El sonido: en la medida de lo posible debe ser un lugar silencioso o, al menos, poco ruidoso; el silencio ayuda a la meditación, la relajación y a crear un clima de paz y armonía propicio para la práctica. - La ventilación: una buena ventilación es indispensable. - Servicios mínimos: cuarto de baño (si es posible con duchas), vestuario, recepción, ... - Material: apuntes, armas, ropa y calzado, ... - Horarios: que haya variedad de horarios tanto para poder informarse como para poder asistir a clase. - Atención al alumno: una buena atención al alumno o posible futuro alumno, al que se le pueda dar información precisa y solucionar cualquier duda o conflicto. Es importante también que exista la posibilidad de visitar el centro antes de matricularse para poder evaluar mejor las instalaciones. Lo mismo sucede con la posibilidad de ver o asistir a una primera clase gratuita. Si no se te permite, algo huele mal... Es cierto que también hay muy buenos instructores que, por la razón que sea, no pueden disponer de un local donde dar clases y las imparten en un parque. En ese caso habrá que valorar los servicios que dejamos de percibir o las incomodidades propias de estos lugares, como puede ser el mal tiempo, el ruido, los viandantes, etc..., pero siempre teniendo en cuenta, y quiero remarcar esto, que el hecho de que la clase sea en un parque no implica necesariamente que el instructor no sea profesional; hay grandes maestros en los parques. La práctica al aire libre y en contacto con la naturaleza es también importante y enriquecedora, y no está reñida con la existencia de un local. Precio: El precio se debe evaluar siempre desde una perspectiva de "calidad-precio", de satisfacción y de evolución personal. En todo lo relacionado con salud creo que nunca hay que escatimar en gastos. Resumiendo: cuando uno decide practicar Taichi Chuan y Chikung, como cualquier otro arte marcial, es recomendable que busque un buen instructor y una buena escuela hasta encontrarlos. A veces no es un camino fácil, pero sí necesario. Al final merece la pena encontrar un maestro con un gran nivel técnico de Taichi y Chikung que sea, a su vez, sincero, humilde y con gran corazón que haga que te enamores, cada día más, de este maravilloso arte. «Un profesor es el que te enseña, un maestro es del que aprendes» (Séneca) «Los maestros pueden abrir puertas, pero solo tú puedes entrar» (Proverbio chino) «El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decir cuando se detiene su influencia» (Henry Adams) Manuel Rodríguez Salvador
Cuentan que cierto día un joven se acercó al maestro Tang Lung y le dijo: - «Abuelo, el arte marcial que usted enseña es sólo para ancianos y no sirve para nada». El maestro contestó: - «Verás, hijo mío, hay dos clases de escuelas de artes marciales: las externas y las internas. Las escuelas externas enseñan a pegar fuertes patadas; pero un burro será capaz de dar patadas más poderosas y un hombre, por mucho que entrene, nunca será tan fuerte como un elefante o un toro. Sin embargo, los maestros internos enseñamos a combatir enemigos invisibles que, además, son los más poderosos, como la vejez, la enfermedad, la ira, la maledicencia y la muerte... El practicante de Taichi que ha logrado encontrar un verdadero maestro interno sabe esquivar la enfermedad y la ira; la vejez y la maledicencia también llegarán sin pasarle factura y, cuando la muerte quiera sorprenderle, estará preparado. Así que ya ves que no es que sólo los viejos practiquemos Taichi, sino que los que practicamos Taichi... llegamos a viejos». "DEL TAI-CHI AL TAO: ESPIRITUALIDAD Y MÍSTICA EN LAS ARTES MARCIALES", de MANUEL I. FERNÁNDEZ MUÑOZ |
Manuel RodríguezEterno aprendiz... Archivos
Febrero 2024
Categorías
Todo
|